Aquí sabemos de política

El chavismo ha sido un adversario formidable para los demócratas venezolanos. Luego de 23 años de lucha, ha surgido una diferencia clave en la estrategia para derrotarlos. Algunos actores afirman que nuestro único norte debe ser la recuperación de la democracia y la libertad. Otros, aunque coinciden con el objetivo de fondo, plantean que en el camino se pueden ir suscribiendo acuerdos parciales con el chavismo de Miraflores.

Entre quiénes sostienen esta última vía, se encuentra Francisco Rodríguez, PhD en economía por Harvard. Para profundizar sobre su visión, conversamos con él. El profesor Rodríguez atendió al equipo de Politiks por videollamada desde su residencia en Estados Unidos. Por espacio de dos horas, hablamos de todos los temas: desde su propuesta Petróleo por Alimentos, hasta su relación con los acreedores de la deuda venezolana.

Esta es la primera parte de nuestra conversación. La misma fue editada por motivos de extensión.

En su más reciente trabajo, afirma que el colapso económico venezolano es resultado de dos crisis: un ciclo macroeconómico populista alimentado por exceso de gasto y la ruptura de los lazos comerciales y financieros del país con la economía mundial. ¿Qué medidas se deben tomar para solucionar esta crisis? ¿Sigue sosteniendo que la dolarización es la solución a nuestro colapso?

La dolarización fue planteada como parte de un programa integral para abordar los problemas de la economía venezolana. Era un componente importante, pero definitivamente no es la panacea ni es la solución en sí.

La solución tiene que ver con una serie de políticas económicas, de reformas institucionales que permitan restaurar la protección de los derechos de propiedad, las condiciones para llevar adelante la actividad privada en Venezuela y que sean consistentes con reinsertar a Venezuela en la economía mundial.

Es muy importante que el Estado venezolano pueda dar garantías de estabilidad monetaria, de no financiarse a través del impuesto inflacionario como lo ha hecho consistentemente a lo largo de los últimos años. La dolarización es un componente importante de esa parte del programa.

Cuando lo planteamos en el 2018, fue una combinación de la Venezuela que produce, la que funciona y la Venezuela solidaria. Eran los tres pilares fundamentales del programa de lo que nosotros llamamos La Gran Transformación. La dolarización es parte de esa Venezuela que funciona. Es hacer que los sistemas de pago vuelvan a funcionar, que la gente pueda tener ahorros y salarios que no sean vulnerables y que estén protegidos del impuesto inflacionario, que el acceso a los medios de pago no esté concentrado en ciertos sectores estatales.

Ahora, ¿qué es lo que se necesita hacer en Venezuela hoy? En este momento, los cuellos de botella que nosotros tenemos que solucionar son distintos que los que había que solucionar en el 2018 o 2017, dado que has tenido este proceso de desinserción de Venezuela. Esta es una economía cuyos lazos financieros con el resto del mundo se han visto rotos, en gran parte, como resultado de una crisis política que llevó al aislamiento del gobierno y con fuertes efectos colaterales sobre el resto de la economía nacional.

Lo que hay que  hacer para resolver ese primer cuello de botella es conseguir una forma de que Venezuela se reinserte en la economía mundial , y en particular su integración al mercado de bienes…

¿Esto pasa indispensablemente por el levantamiento de las sanciones?

Sí y no. Creo que esto tiene que ver con una flexibilización del régimen de sanciones, no necesariamente el levantamiento total.

El problema de Venezuela es muy similar al que enfrentó Iraq en los años 90. Primero, se da la agresión de Saddam Hussein a través de la invasión de Kuwait. Luego, hay un intento de la comunidad internacional, se da la Primera Guerra del Golfo, de restringir al régimen de Hussein y de obligarlo a que se atuviera a un proceso de inspecciones internacionales a sus sistemas de armamento. No lo quiso hacer. Se impusieron sanciones y Hussein no cedió.

Seis años después, la comunidad internacional comienza a lidiar con el problema de “¿qué hacemos ahora? ¿Mantenemos a la economía iraquí y a los iraquíes pagando los costos colaterales del aislamiento total de su gobierno o buscamos hacer algo para proteger a los iraquíes de los efectos de Hussein?”.

Allí es donde se crea el Programa de Petróleo por Alimentos. Si bien este tuvo muchos problemas que luego fueron asociados con los escándalos de corrupción, está documentado que el programa tuvo un efecto muy significativo sobre los índices de nutrición y calidad de vida de los iraquíes. Ayudó a mejorar sus condiciones de vida y ayudó a Irak a sobreponerse a su crisis humanitaria. Hubo problemas de corrupción, pero en cualquier diseño de un programa similar deberíamos aprender qué fue lo que se hizo mal y qué se puede corregir.

Te cito Iraq porque es un caso donde no se levantaron las sanciones, se crearon exenciones humanitarias que podrían ser manejadas y diseñadas de una forma distinta, y desde la organización que yo dirijo, Oil for Venezuela, hemos pensado mucho qué hacer o cómo se podría aprender de esa experiencia para diseñar un sistema que no sea vulnerable ante los problemas que tuvo el iraquí.

Sin embargo, el problema básico y la dirección de la solución es la misma: buscar una forma de que el país logre reinsertarse en la economía mundial para proteger a los venezolanos de los efectos colaterales de las acciones de su gobierno sin que esto vuelva a poner una cantidad significativa de recursos en mano de la discrecionalidad y la corrupción del gobierno al que se está tratando de resistir.

¿En qué se diferencia su programa del iraquí? ¿Cómo evitar la corrupción en esta iniciativa para Venezuela si esos recursos estarán en control de la cleptocracia chavista?

No estarán en control de la cleptocracia chavista. Esa es una diferencia fundamental del diseño. Nuestro programa no es uno de Petróleos por Alimentos, es un acuerdo petrolero humanitario. Esta no es simplemente una distinción semántica.

En el caso de Iraq, estábamos hablando de la relación de la comunidad internacional con un gobierno. Un gobierno muy mal visto, pero no había ni un gobierno interino ni un gobierno en el exilio. No había ningún cuestionamiento a la autoridad y al reconocimiento del gobierno de Hussein. Había un cuestionamiento a sus acciones.

En el caso venezolano, sí hay un cuestionamiento al reconocimiento y hay dos gobiernos: Un gobierno que controla la representación legal del país en el exterior, el gobierno interino que dirige el presidente de la AN electa en 2015, Juan Guaidó, y un gobierno que controla el territorio y tiene el poder de facto.

Una iniciativa de este tipo solo tiene sentido como parte de un acuerdo entre esas dos partes. Lo que hay que resolver es que el Estado venezolano tiene sus funciones divididas. Hay una parte que lo representa en el mundo y hay una parte que controla el territorio nacional.

Se tienen que crear sistemas de cogobernanza, se tiene que pensar en una Junta Administradora del programa que esté integrada por personas nombradas por el gobierno de facto y por el gobierno interino, más participación de la comunidad internacional.

Lamentablemente, esto no te protege cien por ciento contra la corrupción, porque nosotros hemos visto corrupción de ambas partes. Con esto no estoy tratando de comparar sus magnitudes, pero ciertamente ha habido eventos muy lamentables. Por ejemplo, el caso de Monómeros.

En el caso de Iraq, hay un trabajo que hizo la comisión dirigida por Paul Volcker de la Reserva Federal, que evaluó qué era lo que había pasado, cuáles eran los errores que se habían cometido y emitió una serie de recomendaciones. El diseño que nosotros recomendamos es un diseño que está basado sobre las recomendaciones de la comisión Volcker.

"Nuestro programa no es uno de Petróleos por Alimentos, es un acuerdo petrolero humanitario. Esta no es simplemente una distinción semántica"

Por ejemplo, la Comisión Volcker identificó que gran parte del espacio de la corrupción se da porque Hussein tuvo el control sobre los contratos de venta de petróleo. Claro, Naciones Unidas podía estar supervisando lo que se estaba haciendo con el dinero, pero Hussein podía ir a las compañías que le compraban el petróleo a decirle: “Te doy el contrato si me hacen un depósito en esta cuenta”.

Hay experiencias del diseño sobre cómo se desviaron los recursos que se tiene que corregir. El hecho de que haya habido corrupción en una experiencia anterior, no quiere decir que la idea se debe desechar. Eso es como que me dijeran que por el hecho de que hubo corrupción con Odebrecht vamos a dejar de construir carreteras e infraestructura en América Latina.

¿Por qué usted insiste tanto en que ambas partes se pongan de acuerdo, cuando es más que evidente que el chavismo no tiene disposición a negociar?

Porque yo no veo otra salida en Venezuela que no sea una salida acordada. La idea de que al chavismo se le puede sacar del poder mediante la presión internacional es algo que se intentó, se hizo todo lo posible en esa vía y no se logró.

Creo que estamos condenados a tener que escoger entre dos opciones. A mí no me gusta tener que escoger entre esas dos opciones. Me gustaría que pudiésemos ir a elecciones libres, justas, verificables, donde el que gane las elecciones se quede en la presidencia y el que las pierda se vaya, y además el chavismo tenga que responder por todos los crímenes que ellos hayan cometido. Eso es lo que yo quiero como venezolano.

Pero, la realidad es que la comunidad internacional trató de que se lograse eso mediante presión externa y no se logró. Por tanto, yo no creo que tengamos que sacrificar ese objetivo. Creo que el objetivo de que lleguemos a restablecer la democracia en Venezuela y que esa democracia quiere decir nuestra capacidad de seleccionar a nuestros gobernantes en elecciones libres, justas y verificables, tiene que ser nuestro norte.

Pero hay una realidad: tenemos un país que está atravesando la crisis humanitaria más profunda documentada en la historia contemporánea del hemisferio occidental y una de las pocas crisis documentadas en la historia mundial que no está atravesando un conflicto armado.

Hay necesidades reales de los venezolanos en este momento, necesidades urgentes. Esas necesidades se tienen que atender. Yo lo que creo es que nosotros tenemos que buscar acuerdos, y creo que la sociedad civil tiene que exigir acuerdos. Se tiene que crear una presión política que opere sobre ambos grupos de forma que estos puedan verse en la obligación de encarar estos problemas básicos urgentes que la sociedad está exigiendo.

En el fondo, se trata de buscar soluciones a los problemas urgentes de los venezolanos que no estén condicionados a la resolución definitiva de una crisis política que no sabemos cuándo va a llegar a su fin.

¿Cuál es la situación actual de CITGO? ¿Perderemos esa empresa?

La situación actual de CITGO está comprometida desde el punto de vista legal. Hay una serie de acreedores que han avanzado en procesos legales que permitirían llevar adelante un embargo de las acciones de CITGO. Ciertamente, hay un riesgo muy claro.

La forma en la que yo te podría hablar de esto es: Nosotros estamos en un carro, este carro va a una cierta velocidad y si sigue así se va a estrellar. Si seguimos en la situación actual, CITGO se va a perder. Ahora, yo creo que el carro puede frenar, puede virar en una dirección en la cual se puede evitar que el carro se estrelle. ¿Cómo se puede lograr eso? Hay distintas formas de lograrlo.

Volvemos otra vez al tema de la necesidad de los acuerdos. ¿Por qué es que CITGO se estaría perdiendo? Es cierto que durante los gobiernos de Chávez y Maduro se acumularon más de 150 mil millones de dólares en deuda, una deuda que en las condiciones actuales Venezuela no puede pagar. Pero esa no es la razón por la cual CITGO está a punto de perderse.

"Tenemos un país que está atravesando la crisis humanitaria más profunda documentada en la historia contemporánea del hemisferio occidental"

CITGO está a punto de perderse porque hay tres acreedores: ConocoPhillips, Cristallex y los tenedores del bono PDVSA 2020. En conjunto, Venezuela tiene aproximadamente cuatro mil millones de dólares de deuda con ellos. Esto es una cantidad de deuda que es manejable. Estos  acreedores son el peligro inminente. El edificio con el que estamos a punto de estrellarnos. De repente, hay otro edificio que está a otras tres cuadras. Pero este es el edificio con el que estamos a punto de estrellarnos en este momento si seguimos por la misma vía.

Aquí lo que hay que hacer es llegar a un acuerdo con esos acreedores. Un acuerdo en el cual la nación pueda mantener CITGO y a los acreedores se les pueda pagar su deuda.

La forma más fácil de hacer eso es logrando que quién negocie con los acreedores pueda , no solamente tener la capacidad legal de negociar con ellos que es lo que tiene el gobierno de Guaidó, sino la capacidad de utilizar y comprometer ingresos petroleros de Venezuela en el pago de esas obligaciones. La realidad es que estas deudas son pagables para un país como Venezuela, incluso en el estado actual en el que está la industria petrolera venezolana.

"Yo no veo otra salida en Venezuela que no sea una salida acordada"

Esto también requeriría un acuerdo entre las partes. Ahí viene el planteamiento que he hecho de que se cree una Junta Administradora de Activos mediante un acuerdo político. Esta podría hablar con los acreedores y decirles: “Vamos a acordar el pago de esto a 10 años, en este tipo de cuotas y nosotros podemos comprometer tanto de los ingresos petroleros en pagar eso”. Y así preservar el activo.

¿Hay algún antecedente de esta propuesta?

No, no lo hay. Es que no hay prácticamente ningún antecedente de la situación venezolana de gobierno dividido.

Una buena parte de la comunidad internacional, y en particular un país tan importante como Estados Unidos donde se tienen activos, decidió reconocer a un gobierno que no tenía control de facto sobre ninguna parte del territorio. La última vez que EEUU hizo algo así, fue en la Segunda Guerra Mundial con gobiernos de países aliados invadidos por los nazis.

Cuando el gobierno de EEUU lo hace, conjuntamente con el Grupo de Lima, luego convence a Europa de que también haga lo mismo, todo el mundo sabía que se estaba rompiendo una tradición diplomática: reconocer al gobierno que ejerce el control de facto, te guste o no.

"Si seguimos en la situación actual, CITGO se va a perder"

Estamos hablando de una conjugación de una serie de factores: el reconocimiento de un gobierno que no tiene el control de facto sobre el territorio y el hecho de que ese gobierno tiene activos comerciales que pueden ser sujetos de embargo.

Porque los otros activos que un Estado usualmente tiene, por ejemplo, las reservas del Banco Central, no son sujeto de embargo. Eso es algo que se llama el principio de inmunidad soberana. Por eso es que ningún acreedor está tratando de embargar el oro que está en Reino Unido. Ese oro es del Banco Central y está protegido por el principio de inmunidad soberana.

En suma, no hay antecedentes porque es una situación muy inusual.

¿Cuál es el estado actual de Monómeros? ¿Qué opina de los cuestionamientos que se le han hecho a la presidencia interina sobre el manejo de la compañía?

Yo tengo un enorme respeto por el trabajo de Mercedes De Freitas y lo que se ha hecho desde Transparencia Venezuela.

Pero yo nombraría, en primer lugar, el trabajo de la Superintendencia de Sociedades. Hay un informe que habla de sobreprecios, contrataciones arbitrarias, funcionarios de la empresa que objetaron esas contrataciones y se tomaron represalias contra ellos, incumplimiento de regulaciones de lavado de dinero. Esto no lo está diciendo el exembajador Calderón Berti, que también ha hecho acusaciones muy relevantes y a quien yo respeto mucho, lo está diciendo un regulador de uno de los gobiernos que ha sido muy solidario con el liderazgo opositor venezolano.

"No hay prácticamente ningún antecedente de la situación venezolana de gobierno dividido"

Definitivamente, aquí pasó algo muy preocupante que tiene que ser investigado en Colombia y en Venezuela. En Colombia, porque fue donde ocurrió y en Venezuela porque esa empresa es propiedad de Venezuela.

La empresa está en una situación muy difícil de liquidez y, por lo tanto, tiene que reestructurarse. Esto requiere un cambio en la gerencia y una auditoría de todos los procesos.

Una de las cosas que a mi me parece muy preocupante es que se esté planteando la posibilidad de que, para resolver esta situación, se le dé entrada a nuevos accionistas. Es decir, se estaría privatizando a la fuerza una parte de Monómeros, una empresa pública venezolana, para conseguir una nueva inyección de capital.

Esto me lleva a recalcar el punto básico que hice en la parte inicial de la conversación. En Venezuela, se tomaron una serie de medidas, tales como el reconocimiento al gobierno interino y la aplicación de sanciones económicas, que tendrían sentido dentro de una estrategia de corto plazo para tratar de generar un cambio de régimen. Nosotros dijimos desde el primer momento: este podría ser el Plan A, pero tenía que haber un Plan B. Este es el momento en el que deberíamos estar aplicando el Plan B.

La economía venezolana, si sigue estando sujeta a esta división entre los roles de los que representan al país, va a seguir enfrentando estos problemas. Lo que tenemos que buscar una solución a este problema que, si bien restablezca algunas de las facultades del Estado venezolano, no sea simplemente ponerle dinero en la mano a la dictadura de Nicolás Maduro.

"[En Monómeros] pasó algo muy preocupante que tiene que ser investigado en Colombia y en Venezuela"

Después de pensar mucho en esto, el único tipo de soluciones que nos parece que tienen sentido son soluciones cooperativas. Soluciones donde exista una cooperación entre las partes del conflicto político para resolver problemas puntuales como este.

Hay otro tipo de soluciones como las que plantea Primero Justicia al decir que vamos a tener un fideicomiso para meter todos los activos. Pero esto no resuelve el problema central: vas a tener un fideicomiso que igual se va a tener que enfrentar a unos acreedores que igual van a tratar de cobrarle.

Los niveles de corrupción de la cleptocracia chavista no tienen comparación en ningún otro caso en el hemisferio. No obstante, usted dijo en Twitter que perderemos los activos en el extranjero si las partes no se ponen de acuerdo. ¿No es esto una falsa equivalencia? ¿No es injusto comparar las responsabilidades del chavismo y la oposición en el manejo de activos?

No, no, por supuesto que no. Primero que todo, vamos a dejar algo claro. Cuando dices que la corrupción del chavismo no tiene precedentes en el hemisferio, muy probablemente te estás quedando corto.

La realidad de lo que nosotros hemos visto, del saqueo y del mal manejo, la mezcla de incompetencia, corrupción e irresponsabilidad es algo simplemente inimaginable. Estamos hablando de que hay personas, individuos, que han manejando transacciones de mil millones de dólares.

En el caso de las acusaciones que se han relevado recientemente contra el socio de Alex Saab…

Álvaro Pulido…

Sí, Álvaro Pulido. Por ejemplo, a Vielma Mora se le estaba haciendo un pago por 17 millones de dólares. Estas cosas son asqueantes. Dan nauseas.

Yo he escrito docenas de artículos documentando el daño que ha hecho el chavismo y sus políticas a la economía venezolana. Mi artículo en 2008 en Foreign Affairs, llamado “Una revolución vacía”, fue el primero que documentó algo que después muchos especialistas aceptaron: la total y absoluta ineficiencia de las misiones del chavismo para atender los problemas de los venezolanos.

De esto no puede ni debe quedar ninguna duda: está clarísimo que el mal manejo y la corrupción durante los últimos 20 años de Venezuela fueron los que sumieron al país en esta crisis económica y humanitaria sin precedentes.

Ahora, te voy a poner una analogía. Supón que a uno le secuestran un hijo. Sabes que está secuestrado, que está en mano de los secuestradores y estos están poniendo sus exigencias. Tú tratas de ver cómo vas a enfrentar eso. Si le pasa algo a tu hijo, ¿quién es el culpable? No eres tú, es el secuestrador. Pero eso no quiere decir que tú no tengas responsabilidad de hacer todo lo que puedas por salvar la vida de tu hijo.

Decirte que tienes una responsabilidad no es hacerte el culpable. Quiere decir que tú tienes el deber de hacer todo lo que esté a tu alcance para resolver la situación.

De la misma forma, creo que todos los venezolanos que tenemos alguna influencia sobre estos asuntos, y mucho más los políticos y actores políticos que han tomado la conducción no solo de las estrategias políticas sino la conducción de los asuntos públicos por medio del gobierno interino, tienen una responsabilidad de hacer todo lo que esté en sus manos.

"Tenemos que buscar una solución a este problema que, si bien restablezca algunas de las facultades del Estado venezolano, no sea simplemente ponerle dinero en la mano a la dictadura de Nicolás Maduro"

Creo que cuando ellos faltan a su responsabilidad, cuando ellos hacen las cosas mal, nosotros tenemos el derecho como ciudadanos de exigirles. Incluso, siento que es más urgente exigirlo a ellos, a los opositores, que al gobierno. Porque hablar de la corrupción chavista es como llover sobre mojado. Todos sabemos que los tipos que han manejado al país y que lo manejan son unos bandidos y deben enfrentarse a la justicia. Pero también hay un deber de la oposición de demostrar que puede manejar al país de una forma diferente.

Como dije en el tuit que estás citando, si no hay un acuerdo se va a perder CITGO, esencialmente estoy diciendo lo mismo que te he dicho: estamos en un carro, esté avanza a 100 kilómetros por hora, hacia un muro de concreto que está a 500 metros de nosotros. Si tú no frenas o desvías el carro, se va a estrellar. Y el conductor del carro me está diciendo: “No, no me digas que yo soy el culpable de que este carro se vaya a estrellar”.

No, no te estoy diciendo que eres el culpable. Te estoy diciendo y pidiendo que hablemos y discutamos en serio lo que tú puedes hacer para evitar que el carro se estrelle y que se pierda la familia como resultado de un accidente horroroso.

Profesor, usted es una referencia entre los académicos venezolanos. Sin embargo, en la opinión pública han surgido una serie de dudas y cuestionamientos sobre su actuación e intereses. Hablemos un poco sobre eso. ¿Es o fue usted un lobbista de los acreedores de la deuda venezolana?

No, jamás. Creo que esa acusación refleja una comprensión pobre de los mercados financieros. He estado dispuesto a aclarar esto a todo el que me lo haya preguntado, pero a veces es difícil no presumir mala intención.

Durante ocho años trabajé en empresas de mercados financieros internacionales como analista, como parte de equipos de investigación dentro de un sistema financiero altamente regulado, en el que hay una separación clara entre el research y otras ramas de negocio.

El rol del investigador es evaluar y documentar lo que está ocurriendo en un país de forma que pueda informar a aquellos inversionistas que puedan estar interesados en operaciones financieras que involucren a ese país.

En mi caso particular, los clientes que más seguían mi investigación eran instituciones interesadas en comprar o vender deuda venezolana. Primera aclaratoria ahí. Esos clientes solamente actúan en el mercado secundario. Eso está totalmente separado del mercado primario.

No estamos hablando de nadie que le prestó dinero a Chávez ni a Nicolás Maduro. Estamos hablando de actores que podían comprar en el mercado secundario bonos que habían sido emitidos por Chavez, por Maduro o por Caldera, porque hay bonos en este momento que fueron emitidos antes de 1998.

En Estados Unidos, hay además una regulación de los lobbies. Si yo hubiese sido lobbista en EEUU, tendría que estar registrado frente al Departamento de Justicia. Si no, habría violado la ley.

Hay algunas de estas cosas que simple y llanamente no tienen sentido. Encuentro muy lamentable que hayan personas que hagan estos cuestionamientos aún cuando saben cómo funcionan los mercados financieros.

Creo que en realidad refleja otro problema. Refleja la misma crisis venezolana, que ha llevado a un clima de hostilidad, muy justificado, hacia ciertos actores, pero que también muchas veces se hostiliza contra cualquiera que no comparte su opinión.

Lo que sí es cierto es que a partir de 2014 hice una serie de argumentos en el debate público, argumentos que mucha gente malinterpretó. Básicamente, Venezuela tenía que evitar un default de deuda, podía hacerlo reformando sus políticas económicas.

"Si yo hubiese sido lobbista en EEUU, tendría que estar registrado frente al Departamento de Justicia"

Si se llevaba a cabo a tiempo un proceso de unificación del tipo de cambio, corrección de los desequilibrios fiscales, eliminación de los controles de precios, se podrían restablecer los equilibrios fiscales para que no entraramos en un default, para que no estuviéramos en lo que estamos ahora, tratando de evitar que los acreedores tomen CITGO.

Yo lamento que personas que hayan tenido una posición distinta en ese debate, hayan reaccionado con argumentos ad hominem. En vez de encarar el argumento, hayan dicho: “Tú estás diciendo eso porque eres un lobbista de los bonistas”.

Esa degeneración del debate público es algo de lo que nos tenemos que cuidar, porque un debate público donde se puedan plantear ideas, donde no se tenga que tener miedo a expresar esas ideas, es una parte fundamental no solo de la convivencia que necesitamos los venezolanos, sino para evitar incurrir en errores tales como los que nos puedan llevar la dinámica del pensamiento grupal en el que nadie quiere diferir del consenso.

Pero usted llegó a organizar viajes a Caracas para el gestor de inversiones británico Ashmore Group, uno de los principales acreedores de la deuda venezolana. ¿No representa esto un conflicto de intereses que contamina y condiciona sus opiniones políticas?

Yo organicé viajes de inversionistas, tal como hacen todos los investigadores que cubren a países. En el caso venezolano hay varios analistas que cumplían esa función...

¿Cómo quiénes?

Los puedes buscar. No es muy difícil conseguirlos. Hay analistas que trabajaban para Barclays y otras entidades financieras que hacían lo mismo. Por eso es importante entender la distinción entre la actividad de investigación para mercados secundarios, que trabaja totalmente con información pública.

Todos los reportes que publiqué cuando trabajé en estas entidades estuvieron basados en información pública. Habría sido ilegal trabajar con información privada o privilegiada, precisamente porque la idea es tener una diferencia entre eso y el brazo de operaciones primarias, que es ir a negociar con un gobierno o una entidad.

Estos viajes no los hice solo en Venezuela, sino también en Perú, en Ecuador, Colombia, en todos los países que estaban bajo mi responsabilidad como economista jefe de la región andina para Bank of America. Son viajes informativos para que los inversionistas puedan tener una visión más cercana del país y reunirse con autoridades, sea del gobierno, políticos de oposición, analistas locales, sector privado… toda una gama de actores que permita tener una visión de lo que sucede en el país, para que estos tengan una mejor idea de lo que pasa en el país.

"En mi caso particular, los clientes que más seguían mi investigación eran instituciones interesadas en comprar o vender deuda venezolana"

Muchos inversionistas que trabajaron conmigo, podían estar “underweight”, que apostar menos del porcentaje que tiene el mercado, que es una estrategia para apostar contra Venezuela. O hay inversionistas más agresivos que podían comprar instrumentos de seguros contra default, pero apostando a que el país va a pagar o no va a pagar. Si compras basándote en el que país no va a pagar, tú estás basando tu inversión en que las cosas en Venezuela van a ir mal.

"Todos los reportes que publiqué cuando trabajé en estas entidades estuvieron basados en información pública"

La gran mayoría de los inversionistas que trabajaron conmigo en Venezuela regresaban con optimismo porque veían posibilidades de cambio político. Muchos inversionistas que compraron deuda en el mercado secundario apostaban a que la oposición iba a llegar al poder.

Esto se puede identificar en la serie de los precios de la deuda. Ves como los precios de la deuda bajan cuando Chávez gana en 2012, o cuando declaran la victoria de Maduro en 2013, suben cuando la oposición gana en 2015. Habían inversionistas que lo que querían era que llegara al poder un gobierno que administrara bien el país. Esta gente le estaba apostando a la oposición.

Última pregunta antes de pasar a otro tema ¿No es éticamente cuestionable proponer en público que se use el ingreso petrolero para la ayuda humanitaria y en privado ser asesor de los acreedores del bono PDVSA 2020?

Yo no soy asesor de los bonos PDVSA 2020. Yo me retiré de mi función en los mercados financieros en 2019. Desde ese momento yo estoy dedicado a la actividad académica.

La actividad que yo desarrollé como investigación de mercado, era una actividad que informaba las decisiones a un grupo de inversionistas con distintos tipos de posiciones: largas, cortas, a favor o en contra.

"La gran mayoría de los inversionistas que trabajaron conmigo en Venezuela regresaban con optimismo porque veían posibilidades de cambio político"

Como muchas personas en el sector privado, uno tiene clientes. Esos clientes indudablemente se pueden ver beneficiados, o no, de ciertos cambios en las políticas. Creo que no soy distinto de casi la totalidad de los economistas que participan en el debate público.

Me gustaría entender por qué yo soy el único economista venezolano al que le preguntan sobre conflictos de interés cuando todos los economistas venezolanos tienen clientes en el sector privado.

Y aquí vamos con algo básico: qué son los conflictos de interés y cómo se manejan en el sector privado. El problema de los conflictos de interés no es que existan a nivel de un analista. Esto es muy distinto de una persona que está a cargo de una función pública. Cuando uno asume una función pública, tiene que poner a un lado sus intereses económicos.

Lo que se considera apropiado en el manejo de estos asuntos es que uno sea capaz de ser transparente en términos de esos posibles conflictos de interés. Si un investigador va a publicar un artículo sobre la efectividad de la vacuna Pfizer, no se le pide que se abstenga de publicarla por haber sido financiado por Pfizer, se le pide que haga un disclosure que diga quienes financiaron la investigación.

Lo que se pide es transparencia. No hay nadie que pueda decir que yo no fui transparente en el tiempo en el que estuve en instituciones financieras.

"Habían inversionistas que lo que querían era que llegara al poder un gobierno que administrara bien el país. Esta gente le estaba apostando a la oposición"

Yo no tengo problema en pasar 20 o 30 minutos respondiendo esto. Yo soy un venezolano que ha participado en la esfera pública. También participé como arquitecto de un programa de gobierno que no se llegó a implementar. De hecho, en el momento en el que hice eso, me retiré de mis actividades en el sector privado.

Creo que hay una responsabilidad de tratar estos temas con toda la transparencia posible. No tengo ningún problema en discutirlo y que se me hagan preguntas, pero sí creo que cuando discutamos estos temas, no dejemos que envenenen a la discusión pública.

Tenemos que entender que una discusión pública en la que frecuentemente se acude a argumentos ad hominem es una discusión empobrecida en la que se ataca al mensajero en vez de al mensaje. Eso es algo que nos desvía de lo que nosotros deberíamos estar buscando, qué es conseguir las soluciones e identificar si las ideas son buenas o malas.

Recentremos el debate público sobre lo importante,  tal como evitar que este carro se estrelle.

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