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A raíz de la medalla de oro de Yulimar Rojas las redes sociales se ha desatado una discusión sobre la orientación sexual de Yulimar Rojas y la necesidad de resaltarlo o no, en el contexto de su victoria y récord mundial en triple salto, logro que le diera a Venezuela su primera medalla de oro en los Juegos Olímpicos Tokio 2020.

Ante esa duda muchos responden una negativa tajante ya que nunca hablamos de la heterosexualidad de Daniel Dhers o de Keydomar Vallenilla cuando ganaron sus medallas de plata en los pasados días.

Ahora, ¿por qué entonces es importante hablarlo cuando la persona es homosexual? Es importante resaltar que es una mujer lesbiana y no porque su medalla de oro y su récord se lo deba a su orientación sexual o porque el hecho de ser una mujer lesbiana le de super poderes, por el contrario, hablamos de lo importante que una mujer lesbiana racializada logre este hito a pesar de todas las barreras que impone nacer, ser criada y crecer bajo una sociedad lesbofóbica y discriminatoria donde el bullying y el acoso se esconden detrás de los “chalequeos”.

El logro de Yulimar no es solo haber logrado esos 15.67 metros en su salto, es haber vencido las barreras que impone el sistema que rige nuestra sociedad, especialmente dentro del mundo del deporte, y no haberse derrumbado ante los discursos de odio que abundan cuando eres una mujer que no cumple con lo socialmente esperado: ser heterosexual, extremadamente femenina y que tu sueño sea ser miss y no una campeona olímpica.

Sí, hablamos de la orientación sexual de Yulimar así como de Tom Daley, nadador británico, porque en pleno siglo XXI la discriminación basada en prejuicios hacia personas con orientación sexual distinta a la heterosexual sigue siendo una norma en todos los espacios donde nos desenvolvemos, y eso representa una brecha que se maximiza cada vez que añadimos características como: ser mujer, racializada, latinoamericana, pobre y lesbiana.

Yulimar Rojas posa con su Récord Guinness (2021).

Y esto, lejos de ser un discurso victimista, es reconocer el gran esfuerzo que ha puesto nuestra medallista de oro para llegar a cumplir su sueño. Los logros de las personas LGBTIQ+ no valen más por ser LGBTIQ+ pero sí requieren, en la mayoría de los casos, un esfuerzo extra para sobrepasar los techos y las limitantes que impone la discriminación y la falta de oportunidades.

Hablar y celebrar que Yulimar es lesbiana y logró la medalla es una declaración pública para toda la clase política de un país que sistemáticamente ha negado y violado derechos humanos de las personas LGBTIQ+ y que ha normalizado en sus propagandas la inclusión de los discursos de odio homofóbicos y transfobicos.

Es una declaración ante la existencia de esos partidos “progresistas” que promueven las mal llamadas terapias de conversión, así como un mensaje para la bancada que representa a las iglesias pentecostales que hoy se sienta en el Palacio Legislativo y que buscan negar la posibilidad de aprobar leyes que garanticen iguales derechos.

Yulimar Rojas en los JJOO de Tokio (2021).

Que Yulimar Rojas sea una campeona, abiertamente lesbiana, nos envía un mensaje a todas las personas LGBTIQ+ venezolanas que sentimos a diario el miedo después de enterarnos de 8 asesinatos homofóbicos y transfóbicos en nuestro país, es un exhorto a aquellos que han sido agredidos o botados de sus casas, a las personas trans marginadas y explotadas sexualmente, a las adolescentes lesbianas y gais que sufren el acoso escolar.

¡Sí, se pueden lograr los sueños! La victoria de Yulimar nos da esperanza y nos hace creer que con esfuerzo todo mejora.

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