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¿Cuál es la diferencia entre una Misión de Observación Electoral y una Misión de Acompañamiento? ¿La Misión de la UE es una oportunidad para mejorar las condiciones electorales o una trampa del chavismo? ¿Qué actores ganan y pierden con el envío de esta misión? ¿Es esta una buena o mala noticia para los venezolanos que urgen una solución política a la crisis?

Para dar respuesta a estas interrogantes, conversamos con el profesor Benigno Alarcón, Director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello.

A continuación, reproducimos el resultado de la conversación. Esta ha sido editada para facilitar su lectura.

La UE anunció que enviará una Misión de Observación Electoral a Venezuela para las regionales. En Twitter, usted dijo que “más que una misión de observación electoral es un híbrido intermedio entre observación y acompañamiento”. ¿Cuál es la diferencia entre ambas? ¿Podría profundizar al respecto?

La Observación Internacional, como se puede ver en el Manual de Observación de la OEA o UE, tiene unas pautas. Normalmente, cuando una Misión se dirige a un país estas son procesos de largo plazo.

En el caso del acompañamiento, que después el CNE bajo el control del gobierno en un intento por maquillar lo empezó a llamar “veeduría”, es un proceso de corto plazo.

Son procesos donde se busca que un grupo muy limitado de personas visiten el país bajo la coordinación del gobierno y el CNE, y vean cómo se desarrolla el proceso, estén presentes en algunos actos acompañados por los funcionarios del CNE o de gobierno. Lo que se busca a través del acompañamiento o veeduría es darle un espaldarazo al proceso.

Normalmente, esos acompañamientos han terminado siempre diciendo que todo está bien, que el proceso es muy bonito, que todo funciona de la manera adecuada.

El acompañamiento es una figura que se impuso después de la elección presidencial de 2006 donde tuvimos una Misión de Observación Electoral, que yo diría que es de las mejores que ha tenido Venezuela, y donde el informe fue muy crítico de las condiciones electorales.

De hecho, lo primero que denuncia el informe son las altísimas restricciones con las cuales la misión tuvo que trabajar. Estas restricciones incluían lo corto del plazo que se les dio para estar presentes en Venezuela, y la cobertura que pudieron hacer de los centros y la forma en que tuvieron que trabajar, lo cual sin lugar a dudas implicaba limitaciones muy serias a la manera en que normalmente trabaja una Misión de Observación.

Si ya en 2006 la misma UE denunció severas restricciones, ¿no es previsible pensar que las va tener también para las regionales en 2021?

Sin lugar a dudas. Y además es tan cierto que ya nosotros vimos como en el día de ayer [Lunes 05 de octubre], el CNE declaró que supuestamente por consenso de su directiva se va a regular la actividad de la observación internacional, y además se aclara que se le invita de manera excepcional en esta ocasión.

Como diciendo que el CNE no ha abandonado su línea de no permitir la observación internacional, que ha sido su línea desde el 2006 precisamente por los cuestionamientos de este informe, y decir que esto es excepcional y que van a permitir la observación pero bajo una reglamentación que va a emitida por el mismo CNE.

¿Cómo lee usted esa declaración? ¿Están tratando de condicionar el resultado del informe?‌‌

Bueno, no sé si el resultado, pero sí las condiciones de trabajo de la Misión. Yo no creo que el CNE tenga cómo restringir el informe, porque este al final del día termina demorando varios meses en escribirse. Por lo menos un mes, pero a veces hasta dos y tres meses, y es entregado formalmente después de un período de discusión y de debate.

Pero lo Que sí nos dice esa advertencia es que no debería extrañarnos que se impongan nuevas restricciones a la observación electoral. Y esas restricciones, ¿a qué se van a referir?

En primer lugar, a los lugares que van a cubrir los observadores. Siempre con la excusa, porque el gobierno siempre se cuida de guardar las apariencias, de que el gobierno está tratando de cuidar la seguridad de los observadores, pero está acompañándolos justamente para que no se entrometan demasiado en el proceso. Y en algún caso, no sería de extrañar que digan que no pueden ir a tal lado porque las autoridades no se pueden hacer responsables de la seguridad de los observadores.

Yo preveo que va a haber restricciones en cuanto a la cobertura del proceso. Va a haber, de alguna manera. una vigilancia muy cerrada de los observadores en relación a qué hacen, qué preguntan, dónde se meten, dónde no se meten.

Lo que se busca a través del acompañamiento o veeduría es darle un espaldarazo al proceso.

La otra restricción que se aplicó es que el CNE debe conocer con anticipación, lo cual es parte incluso del acuerdo inicial, el informe que públicamente la observación electoral va a dar. Seguramente, en ese “conocer previamente” ellos lo que quieren es darse una oportunidad para tratar de cuestionar o de limitar el tono del informe. Para tratar de decir “bueno, esto no es cierto, en realidad aquí lo que pasó fue que hubo un malentendido…”.

Pero la realidad del asunto es que cuando uno ve el Informe del 2006, que es público, ya este denunciaba restricciones muy importantes a la observación electoral.

Por lo tanto, no nos debería extrañar que este informe establezca que hubo restricciones mucho más serias en esta oportunidad. La primera restricción comienza con el tiempo. La realidad del asunto es que esa observación debió haber llegado hace más tiempo. Algunos dicen: “Bueno, pero la del 2006 llegó dos meses antes”. Claro, pero esta está llegando un mes antes.‌‌

Básicamente, va a empezar a llegar a finales de octubre. Todavía no está la fecha fijada. Algunos hablaban de que ya esta semana iban a haber algunas personas. Hasta donde yo sé nadie ha llegado todavía. No me extrañaría para nada que el gobierno arrastre los pies para otorgar las visas, los permisos, o las cosas que debe otorgar, para facilitar la instalación de la misión.‌‌

Lo que preveo es que esta es una misión que se va a instalar en la segunda quincena de octubre. Más hacia el final de la segunda quincena. Eso ya de por si implica una restricción. Porque si una misión es un proceso de largo plazo que debe observar las diferentes fases del ciclo electoral, pues el ciclo electoral, en buena parte, ya está en su etapa final. Tenemos un 70% u 80% del proceso que ha avanzado. Lo que van a ver los observadores con sus propios ojos va a ser la campaña y el acto de votación. El resto de los eventos del calendario electoral ya pasaron.‌‌

Lo más que puede hacer la observación electoral es preguntarle a expertos locales qué opinan sobre cómo se hizo al actualización del registro o qué opinan de lo que sucedió en el momento en que se inscribieron nuevos votantes, de la inscripción de candidatos o sobre el otorgamiento del posicionamiento de las tarjetas en el tarjetón electoral. Pero son procesos donde ellos no estuvieron presentes. ‌‌

En una reciente entrevista para Politiks, el periodista Eugenio Martínez dijo que no estaba de acuerdo con su análisis de que el peor escenario para la oposición era ir a las regionales, perderlas y que la UE emitiera un informe positivo sobre las condiciones electorales, ¿Qué responde a esto?‌‌

Creo que es muy fácil de imaginar para cualquier analista que para la oposición sería un pésimo resultado perder la elección, como seguramente va a pasar porque va a haber una enorme dispersión del voto porque el gobierno ha facilitado la inscripción de muchos candidatos.‌‌

De hecho, ha facilitado la inscripción de 70 mil candidatos para una elección que tiene 3.082 cargos en disputa. Si tú divides 70 mil entre 3.082, te da un promedio de 24 candidatos por cargo. Ante una elección donde tú tienes 24 candidatos por cargo, es previsible que vas a tener una enorme dispersión del voto, que no ocurre porque seamos extraordinariamente democráticos y queramos que todos compitan. Ocurre porque se bajaron las restricciones a la participación justamente para estimular la inscripción de muchos candidatos.‌‌

Cuando el gobierno es minoría, necesita dispersar el voto opositor para convertirse en una mayoría relativa. Una mayoría relativa que puede ganar incluso solamente teniendo el 20 o 25 por ciento de los votos, al dividir los votos de la oposición entre muchos candidatos. ‌‌

Para una oposición que compite en este tipo de condiciones, que no son ni competitivas ni justas ni democráticas, sería un pésimo resultado que después de perder la elección la Misión de Observación diga que las elecciones fueron extraordinariamente buenas. Porque entonces lo que están diciendo, básicamente, es que el problema no fueron las condiciones, sino la oposición. ‌‌

Ahora, yo creo que no hay que esperar, con toda franqueza… eso es un escenario que nosotros presentamos en julio cuando hicimos el evento Prospectiva 2021 del segundo semestre, yo no apostaría a que el Informe de la UE va a tener un balance positivo. Creo honestamente que esto va a ser una misión seria, con restricciones pero seria, una misión a la cual el CNE va a tratar de evitar que vean el proceso en su integridad (y ya lo empezó cuando la deja entrar solo un mes antes), para justamente hacer que esa misión se pierda parte del proceso. ‌

Lo que van a ver los observadores con sus propios ojos va a ser la campaña y el acto de votación. El resto de los eventos del calendario electoral ya pasaron.‌‌

Yo, pensando que los europeos que van a venir son gente seria, no puedo esperar que hagan un balance con un informe positivo. Creo que va a ser un informe con un balance negativo. ‌‌

Hay que entender también que lo que se espera es que esa observación sea neutral, no que sea la observación de la oposición. En la medida en que sea neutral, va a tener más credibilidad. Si es neutral, es imposible que diga que la elección ha tenido unas condiciones adecuadas porque todos los que medianamente conocemos el tema sabemos que no lo es. Ese escenario sencillamente no existe. ‌‌

Isabel Santos, eurodiputada

Nosotros lo colocamos como un supuesto. Dijimos: “Bueno, en el caso de que la oposición pierda y además la misión de observación diga que perdió en unas elecciones justas, es una oposición que queda muy mal parada en el futuro y es una oposición que pierde todo el apoyo y toda la credibilidad, porque si participó en unas elecciones justas y perdió, sencillamente es una oposición tremendamente débil”. ‌‌

Entonces era más un ejercicio de escenarios que una predicción…‌‌

Sí, exactamente. Hoy las predicciones son mucho más predecibles, por decirlo de una manera. ‌‌

Lo que vamos a tener va a ser una elección con una misión de la UE, no va a ser una observación como debería ser, sino una observación con restricciones; el CNE dominado por una mayoría oficialista va a tratar de que sea una observación que se parezca más a una veeduría que a un acompañamiento, y la misión va a tirar para su lado y va a tratar de ser una Misión de Observación Electoral.

No debería extrañarnos que se impongan nuevas restricciones a la observación electoral.

Vamos a tener una oposición que va a participar en unas condiciones de mucha desigualdad, que en la mayoría de los estados y municipios va a perder esa elección y lo lamentaremos quienes queremos que vuelva la democracia al menos que ocurra un milagro y haya un cambio de actitud donde unifiquemos todos los candidatos, donde renuncien una buena parte de estos 70 mil candidatos que hoy están inscritos y tengamos candidaturas unitarias. Si eso no sucede obviamente se van a perder las elecciones en la mayoría de los lugares.

El balance del informe dirá que esto fue una elección injusta, aunque pudieron observar con muchas restricciones, pero una elección que no tenía las condiciones mínimas para ser consideradas una elección libre y democrática.

En entrevista a El Mundo, Leopoldo López dijo que hay riesgo de que esta Misión legitime las regionales y le dé a Maduro la legitimidad que tanto busca. Entonces, ¿la Misión de la UE es una oportunidad para mejorar las condiciones electorales o es otra trampa del chavismo para ganar legitimidad?

Creo que no son mutuamente excluyentes. Lo que el chavismo quiere es ganar legitimidad. El chavismo quiere decir que el día 22 de noviembre es que ganaron la elección en un proceso que estuvo vigilado por la observación internacional, donde estuvieron los europeos, donde estuvo Naciones Unidas y donde estuvo el Centro Carter. Esa va a ser la narrativa del gobierno.

En el caso de la observación, yo no creo que la observación busque legitimar las elecciones. Pero creo que el gobierno si va a tratar de utilizar la observación para decir que sus elecciones fueron legítimas, fueron libres y el gobierno ganó en buena lid. Eso es lo que el gobierno va a tratar de difundir de cara a esta elección, justamente para evitar que le suceda lo que le sucedió en la elección parlamentaria del año pasado y en la elección presidencial de 2018.

¿Qué la Misión UE haya venido a Venezuela es una derrota política para Leopoldo López y María Corina Machado? ‌‌

Creo que hay actores en la oposición, como Leopoldo López y María Corina Machado, que hubieran preferido que la observación no viniera. Y lo hubieran preferido por dos razones en mi interpretación. Una, es el temor, como tú decías hace un momento, a que el gobierno utilice la observación para legitimar el proceso. ‌‌

Repito: yo no soy de los que piensa que la observación viene a Venezuela con el objetivo de legitimar la elección. No tengo ninguna duda de que el gobierno va a querer manipular la presencia de la observación para legitimar el proceso electoral. De eso no tengo ninguna duda. Esa va a ser la narrativa del gobierno.‌‌

Evidentemente, actores como Leopoldo López y María Corina Machado, pero también otros como Andrés Velázquez, Delsa Solórzano, por ejemplo, tienen un temor, que creo que es justificado, a que el gobierno que domina los medios, que tiene más capacidad para hacer llegar su mensaje, construya una narrativa de legitimación de la elección que de alguna manera juegue en contra de la oposición. ‌‌‌‌

Hoy en día, la legitimación depende fundamentalmente del contenido del informe. La realidad es que, independientemente del contenido del informe, la narrativa del gobierno va a ser, sin lugar a dudas, que la elección es legítima y tan legítima que la observación internacional estuvo presente. Van a utilizar la sola presencia de la observación para legitimar el proceso. ‌‌

El otro elemento que preocupa a actores como Leopoldo o como María Corina, es que la presencia de la observación, de alguna manera, obliga a los opositores a participar. Nosotros vimos, por ejemplo, lo que sucedió el año pasado con Capriles. Capriles dijo casi hasta el final que iba a participar en la parlamentaria, que su partido había inscrito candidatos, hasta que al final los europeos dijeron que no iban a venir al proceso. Lo descartaban porque no se les estaba dando las condiciones mínimas ni el tiempo para venir. Automáticamente, al día siguiente, vimos a Henrique Capriles diciendo: “Nosotros no vamos a inscribir candidatos porque no hay observación”. ‌‌

El hecho de que haya observación tiene el efecto contrario: el efecto de dejar sin excusas a la oposición para no participar y obligar a algunos, que en principio hubieran preferido no participar, a tener que participar. ‌‌

¿El contenido del informe de la misión UE puede ser el punto de partida para demandar condiciones para las presidenciales de 2024 o el revocatorio en 2022?‌‌

Sin lugar a dudas va a servir para demandarlas. La pregunta es si el gobierno va a atender esas demandas. Eso va a depender de qué tan fuerte o que tan débil se sienta el gobierno en un momento determinado. ‌‌

A mi me costaría poco imaginarme un escenario parecido al del 2006. ¿En qué sentido? Un escenario donde el gobierno gana la elección regional o municipal, y al haberla ganado, básicamente desecha las críticas de la observación internacional y la acusa de injerencista, de no respetar la soberanía de los pueblos, etc., y se acabó la observación internacional porque estos señores no nos respetan.‌‌

A mi no me extrañaría que, a partir de un informe negativo, el gobierno termine volviendo a prohibir la observación internacional para los próximos procesos. ‌‌

Juan Guaidó anunció que va a recorrer el país y Leopoldo López dijo que las regionales son una oportunidad para organizar a la gente. Con esto, ¿la oposición democrática en Venezuela asume ya la ruta electoral o, como comentó en su más reciente editorial, “no se descarta la revisión de la decisión de participar en los comicios”? ‌‌

Yo creo que al escenario de revisar la participación en los comicios le daría una probabilidad baja pero no le daría cero. Va a depender mucho de lo que pase de aqui al 21 de noviembre.‌‌

Vamos a ponernos en un escenario completamente hipotético. Supongamos que la observación europea empieza a pelear los permisos para mandar a los observadores a Venezuela para que lleguen en la segunda quincena de octubre y supongamos que el gobierno empieza a arrastrar los pies, y empieza de alguna manera a no agilizar el proceso para que lleguen los observadores.

El chavismo quiere decir que el día 22 de noviembre es que ganaron la elección en un proceso que estuvo vigilado por la observación internacional

Y la observación europea termina diciendo: “Visto que llegamos a la fecha donde teníamos que tener a los primeros técnicos en Venezuela y que teníamos que empezar a hacer la cobertura de largo plazo y no se pudo, sencillamente abortamos la misión y decidimos no ir a Venezuela”.‌‌

Yo creo que en un escenario de esa naturaleza no me extrañaría que la oposición asumiera la actitud que asumió Capriles en la parlamentaria del año pasado, y que terminen diciendo: “Dadas estas circunstancias que nos tomaron por sorpresa, pues tenemos que reconsiderar la decisión que hemos tomado”.‌‌

Creo que ese es un escenario que no se puede desechar completamente, sino que está allí. Es una posibilidad, remota, pero que no se puede descartar. Yo no estoy muy claro de si la actitud y las declaraciones tanto de Leopoldo López como de Guaidó implican asumir la ruta electoral, pero de lo que sí estoy seguro es que ante estas elecciones, que no son competitivas, solamente encuentro dos alternativas posibles:‌‌

Una es no participar y ahorrarse una derrota, justificando la decisión en todos los problemas que la elección tiene. O participar, que hasta ahora parece ser la decisión, asumiendo todos los riesgos. Tienes que participar de manera muy decidida, porque si lo haces con demasiadas dudas, el daño va a ser mucho peor. ‌‌

Yo creo que si se va a participar, hay que jugársela completa. Yo creo que el jugársela completa implica negociar candidaturas unitarias en algunos lugares donde no hay fortaleza propiamente.‌‌

La oposición está obligada a revisar el proceso de Miranda, por poner un caso. O el de Nueva Esparta. Esto puede significar que el que tenga que renunciar sea el candidato de la Unidad, o el candidato de otro movimiento, como es el caso de Fuerza Vecinal. De lo que sí podemos tener plena y absoluta certeza es que si se presentan ambas candidaturas, ambas van a perder. ‌‌

Hay que estar dispuestos a renunciar donde la renuncia sea la mejor decisión. Mantenerse en una actitud de terquedad absoluta va a hacer que todos perdamos. Deberían haber varios espacios donde otros renunciaran, e inclusive espacios donde el grupo que lidera Guaidó esté dispuesto a renunciar. Y no como un reparto de “dame uno, toma uno”, sino como una oportunidad de reconocer a ciertos liderazgos y de reconocer quién tiene probabilidades reales de ganar una elección en ciertos espacios.‌‌

Profesor, usted está hablando de alianzas probables entre la Unidad y Fuerza Vecinal, pero Fuerza Vecinal tiene una estrecha relación con la Alianza Democrática. ¿Qué sucedería en ese caso? ¿Es factible una alianza entre la Alianza Democrática y la Unidad?‌‌

Yo la veo poco posible, pero no imposible. Creo que la apuesta de grupos como la Alianza Democrática, lamentablemente, es que la oposición sea barrida para ellos ocupar su lugar. Bajo esa filosofía, la Unidad hoy podría ser barrida y mañana serán barridos ellos.‌‌

Creo que esa es una visión miope. El pensar que el gobierno va a perjudicar a una oposición para fortalecer a las otras es una total utopía. El gobierno va a debilitar a las que hoy son fuertes para posicionar a otras que hoy son débiles, y mañana hará exactamente lo mismo cuando las que hoy son débiles sean fuertes. Pensar que no va a ser así es una ingenuidad total.‌‌

Lo que toca es revisar ciertos casos. Creo que hay algunos actores a nivel local que no pertenecen a ninguna alianza y que son fuertes.‌‌

Con el comunicado de Primero Justicia publicado el pasado lunes, ¿ha muerto el gobierno interino?‌‌

Yo creo que el gobierno interino muere cuando la Comunidad Internacional así lo decida. Hay que entender que el gobierno interino se instala con la finalidad de tener una relación con lo exterior más que con lo interino. ‌‌

El gobierno interino nunca tuvo control territorial ni de las instituciones. Pero si sirvió para tener representación ante ciertos gobiernos, para tener la titularidad de algunas empresas o algunos activos.‌‌

Creo que el gobierno interino depende más de la comunidad internacional que de lo que suceda a lo interno en Venezuela. A mi lo que me preocupa hacia dentro de Venezuela es la permanencia del gobierno interino. Para serte sincero, a mi me resbala la permanencia del gobierno interino. Lo que me preocupa es el liderazgo, la credibilidad del liderazgo. El tema de si se hacen llamar gobierno interino o no, para mi es completamente secundario.‌‌‌‌‌‌

¿Cuál es el estado actual de las negociaciones en México? ¿Estamos en un punto muerto? ‌‌

Sabemos muy poco de las negociaciones en México. Yo en lo particular no me hago ninguna expectativa. Cuando tú aplicas cualquier modelo de análisis, como teoría de juegos, lo que te vas a encontrar es que a simple vista, a menos que haya información desconocida que no procesa a través del modelo, no encontrarás oportunidades de que haya acuerdos.‌‌

Esta es una negociación en la que los actores están en una posición asimétrica. Cuando los actores están en una posición de poder que es muy asimétrica, normalmente el conflicto tiene que ser solucionado por un tercero que tenga más poder que las partes.‌‌

Si fuera un conflicto interno te dijera que necesitamos una institución, como un tribunal, que pudiera imponer la solución a las partes. En los conflictos políticos no existe esa figura. Las instituciones que pueden servir de árbitros, como un Consejo Nacional Electoral (CNE), solamente lo pueden hacer bajo ciertas circunstancias: cuando hay una elección y cuando el árbitro verdaderamente es imparcial.‌‌

En el caso de Venezuela y del conflicto con el gobierno no existe esa figura. Nosotros, ante un proceso que es totalmente asimétrico, el punto de equilibrio más probable es que no haya acuerdo. Si hubiese acuerdo sería desventajoso para la oposición, porque siempre quien tiene más poder tiende a imponerse sobre el que tiene menos poder y tiende a obligarlo a hacer lo que él quiere.‌‌‌‌‌‌

Nosotros no vemos ninguna posibilidad en la negociación, a menos, insisto, que haya información muy importante que no conozcamos, cosas de mucho peso que uno no está viendo, y que por no verlas no las está procesando en su análisis.‌‌‌‌

Última pregunta, profesor. ¿Cuál cree usted que debería ser la alternativa para la oposición en los años que vienen? ¿Revocatorio 2022? ¿Presidenciales 2024? ¿El exilio? ‌‌

Yo particularmente creo que la oposición lo primero que debe hacer es ponerse de acuerdo entre ella misma. Considero que donde se necesita una mesa de diálogo es dentro de la misma oposición, para ponerlos de acuerdo, porque sin unidad no vamos a ningún lugar.‌‌

Hay que reconstruir la unidad, con los mismos o con otros pero hay que reconstruir la unidad. Los otros no los veo, para ser francos. Creo que se pueden sumar otros actores pero no veo una unidad sin los actores actuales. Eso es fundamental.‌‌

La segunda cosa a la que hay que prestar mucha atención es la articulación de los ciudadanos. Esta puede darse o bien a través de los partidos o bien a través de la sociedad civil. Sin un movimiento articulado donde participe una masa crítica de ciudadanos, no hay nada que hacer. ‌‌

Yo creo que es importante revisar la hipótesis de transición. Una de las cosas que mantiene a la oposición fragmentada es que hay muchos liderazgos con hipótesis opuestas de cómo puede ocurrir un fenómeno de transición.‌‌

Esas hipótesis hay que revisarlas porque hay algunas que sencillamente no tienen ningún sentido, no tienen ninguna posibilidad real de producirse, y hay otras hipótesis que hay que considerar y trabajarlas.‌‌

La hipótesis es la que te permite montarte sobre una estrategia en un momento determinado. Si tú no tienes una hipótesis más o menos sólida de cómo puedes producir un proceso de transición, nunca vas a planificar y organizarse para ese proceso de transición.‌‌

Al final del día nos quedamos sin ningún camino. El hecho aquí es que hay que revisar todos los hechos que hicimos y ver lo que hicimos bien y lo que hicimos mal y a partir de allí hacer las cosas de otra manera.‌‌

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