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En los últimos años, la población venezolana ha sido víctima de violaciones sistemáticas de los derechos humanos que van desde la pérdida de calidad de vida, hasta la inseguridad jurídica y personal, así como la violencia institucional y la represión a la protesta.

Los jóvenes no han estado exentos de sufrirlas y vivirlas de primera mano. Las principales víctimas de las detenciones en protestas y las ejecuciones extrajudiciales son chamos de entre 19 y 30 años. La falta de acceso a una alimentación, salud y educación adecuada ha provocado que millones de personas huyan del país en busca de mejores oportunidades.

Las nuevas generaciones han crecido en este contexto, por lo cual muchos han decidido dedicarse a la defensa de los Derechos Humanos. Han visto cómo sus amigos, e incluso ellos mismos, son víctimas de un Estado que no protege a sus ciudadanos.

Este es el caso de Daniela Inés Guerra, una joven zuliana, quien al vivir y ser testigo de la violencia institucional en las protestas del 2014 entendió que la defensa de los derechos humanos era su vocación.

Un estado sin derechos

“Durante mi carrera universitaria siempre tuve interés por los derechos humanos, pero nunca lo vi como un trabajo al cual dedicarme, era difícil imaginarse una carrera en eso porque, además, en ese momento no había ONG en el Zulia, solo había organizaciones de caridad y muy pocas enfocadas al derecho”.

Daniela Inés Guerra estudió derecho en la Universidad Rafael Urdaneta en el Zulia. Al culminar su carrera en el 2014, un profesor llamado David Gómez la contactó para trabajar con él en la documentación de las violaciones de derechos humanos en las protestas que sucedieron ese año.

En ese momento, se juntó la necesidad de documentar y que el estado de mayor población de Venezuela no tenía a nadie dedicado a dicha tarea: “Y así comencé, con la documentación y asistiendo a los detenidos, también fui asistencia técnica en varias detenciones arbitrarias. En ese año detuvieron a amigos míos, conocidos míos. Yo hacía la tarea de contactar a las familias, a los abogados, ir a los centros de detención. A pesar de estar saliendo de la universidad, me tocó aprender en la práctica todo este proceso”.

Todo ese trabajo que realizó Daniela junto a profesores universitarios, con el apoyo del Colegio de Abogados y algunas alianzas con Provea, es el único que dejó registro de las protestas de ese año en la región, en la que hubo detenciones arbitrarias, ataques a residencias y asesinatos por parte de las fuerzas de seguridad.

Luego de esa experiencia con las protestas, Daniela realizó un programa en derechos humanos en Estrasburgo y al haber contribuido en el informe para el Comité de Derechos Humanos en Ginebra, aprovechó la beca y fue para allá.

Allí se reunió con el Alto Comisionado de ese momento para Venezuela, junto a todos los defensores de derechos humanos del país, todos provenientes de organizaciones de Caracas. Ella y el profesor David Gomez fueron los únicos del Zulia y de otros estados que se encontraban en la reunión. Al  constatarse  que existían tantas diferencias entre lo que contaban muchas organizaciones de la capital y lo que habían vivido ellos en el Zulia, se les prestó mayor atención: “Esto me hizo entender la enorme necesidad de que existiera una organización que hiciera ese trabajo y por todas estas cosas es que nace la Comisión para los Derechos Humanos del estado Zulia (Codhez)”.

Codhez

Activismo en el Zulia

Luego de esa experiencia, dejó su trabajo en el bufete en el que estaba y entendió que tenía que dedicarse de lleno a los derechos humanos. Entendió la necesidad que había de que existiera una organización en Zulia. Y así nació Codhez.

En junio de 2015, se registró la asociación civil que, desde entonces, ha continuado prestando asistencia judicial gratuita, sobre todo en casos de detenciones arbitrarias y ejecuciones extrajudiciales, asesorando a las víctimas y sus familiares y produciendo informes sobre la situación general de los derechos humanos en Zulia, con énfasis en el ámbito de la seguridad alimentaria y los servicios públicos.

Durante este camino, con tan solo 25 años, Daniela se convirtió en vocera y Coordinadora General de la organización. Llevando, desde temprana edad, actividades como la Feria de Derechos Humanos en el estado Zulia, con la intención de que la gente tuviese la oportunidad de conocer el trabajo de las organizaciones. Además, se encargó de la asistencia con las víctimas, haciéndola entender las dimensiones que hay cuando se violan los derechos humanos.

Daniela Inés Guerra en el Zulia 

“Las situaciones más duras eran cuando mataban a alguien en las protestas; cuando pasaba eso no hay nada que hacer.Con el detenido puedes hacer muchas cosas para que esté en libertad, pero cuando matan a alguien no se puede hacer mucho”.

Los casos que más marcaron a Daniela en su paso por Codhez fueron las ejecuciones extrajudiciales, específicamente un caso de un operativo de la Operación de Liberación del Pueblo (OLP) en Santa Rosa de Agua, al norte de Maracaibo, en la que asesinaron a cinco personas: dos pares de hermanos y un señor mayor. ”La gente de la comunidad los conocían y sabían que no estaban en ninguna actividad criminal. Pero ese caso me marcó mucho por la forma en que sus hermanas llevaron el caso con mucha fuerza y también porque entendí el impacto que tiene una ejecución extrajudicial en una comunidad y en una familia”.

En el caso de uno de los hermanos, los sacaron de su casa en la noche, la última vez que su bebé de cuatro años vio a su papá y su tío: “Cuando me tocó hacerle la entrevista a la niña, vio a un policía y salió corriendo. Entonces entendí que para ella la policía le quitó a su papá. Y para poder cambiar esto, para que ella tenga un respeto al sentido de autoridad, el nivel de inversión que hay que hacer solo con ella es muy grande, porque no hay forma de que alguien le borre lo que pasó, que es que un policía le quitó a su papá. Entonces, en una comunidad donde esto pasa seguido, se convierte en un ciclo en el que para cambiarlo se requieren de unas intervenciones muy fuertes, en el que las ONG no tienen capacidad para reparar eso; debe ser una política de Estado”.

Otro de los casos que impactó el camino de Daniela en la defensa de derechos humanos fue el de un joven que estuvo detenido durante dos años y diez meses desde las protestas de 2014 y su familia no tenía dinero para atender las condiciones en las que se encontraba: “Yo tenía que ir al Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) dos veces al mes, nos turnábamos para llevarle comida porque su familia no podía costearlo y la prisión no le daba. En estos casos, uno ve las distintas capas de la crisis y en la que no solo es el detenido la víctima, sino todo un entorno familiar sufre de esa violación de sus derechos”.

Luego de más de cuatro años en Codhez, Daniela decidió separarse de la organización porque entendió que podía continuar su camino y que Codhez quedaba en las mejores manos. Además, Daniela siempre ha estado en desacuerdo con las organizaciones que pasan toda la vida con los mismos directivos a la cabeza: “Si hablamos de alternabilidad, deberíamos aplicarla nosotros”. Y comenzó otro camino de aprendizajes, con miras al futuro.

Los países no se acaban

En 2019, Daniela Inés Guerra fue seleccionada para estudiar una maestría en Derechos Humanos en Londres: “Lo que más me gustó de mi universidad fue la diversidad. La mayoría de los estudiantes eran defensores y becados, así que veías de todo. Me ayudó mucho a cambiar mi perspectiva sobre la realidad de Venezuela”.

En este sentido, aprendió a que las crisis no se pueden medir con el mismo baremo y que hay distintas dimensiones en una crisis. Cada país tiene una realidad específica, con diversos niveles y particularidades: “Una de mis amigas más cercanas a Egipto y ella tuvo que pedir asilo porque fue una protesta de Egipto en Londres, la identificación y amenazaron a su familia. Yo fui a protestas en Londres por Venezuela y no me pasó eso. Pero, así como pasa eso, en Egipto no hay una emergencia humanitaria compleja. Esas cosas me ayudaron a poner en perspectiva lo que pasa en Venezuela ”.

“Creo que si uno va a trabajar en Venezuela, por Venezuela, necesitas un poco de eso para no exagerar lo que está pasando, la realidad es ya bastante grave, tienes que usar los términos correctos, en el momento adecuado, porque si tú los usas cuando no es, no te toman en serio. Entonces, si tú dices que hay un genocidio en Venezuela, al ser mentira, no te quieren creer que hay crímenes de lesa humanidad”.

A su regreso siguió trabajando, ya no desde el activismo, pero sí desde el monitoreo de los derechos humanos de la mano de otras organizaciones, con la mira puesta en la justicia transicional: “Cuando estaba yendo a protestar me di cuenta que eso no iba a ningún lado, pero al estarse cometiendo violaciones horribles, había y hay que prepararse para un futuro proceso de justicia. En ese momento no sabía que se llamaba así, pero sabía y sé que eventualmente va a pasar y es por eso que comienza a estudiar sobre el tema ”.

Su trabajo final de maestría fue precisamente sobre este tema: cómo abordar la corrupción en la justicia transicional: “Recuerdo que una comisionada de la verdad del Perú me dio un taller y nos contó que se arrepentía de que la comisión no había incluido crímenes de corrupción y que, si lo hubiesen hecho, Fujimori no tuviese los mismos seguidores que tiene ahorita. Entonces, viendo que la corrupción de Venezuela es de las peores en la historia de la humanidad, es vital incluirla para lo que venga después; por eso me quiero especializar en eso, quiero estar ahí. No sé cómo se dará, pero por eso hay que seguir documentando ”.

Y a pesar de la grave situación en la que está sumergida el país y al ser testigo de la violación sistemática de los derechos humanos, Daniela busca tomar como ejemplo el trabajo que realiza la sociedad civil y viendo que, en situaciones adversas, organizaciones como Codhez aún siguen funcionando y están de pie, aunque la ayuda para que la realidad que vivimos cambie: “Pienso que los países no se acaban, mientras exista gente que quiera mantener el bien y hacer el bien, más que el mal, se va a poder recuperar el país, solo hace falta que más gente buena haga la tarea ”.

Daniela Inés Guerra (Defiende Venezuela)
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