Martínez: «La Misión de Observación de la UE no legitima el proceso electoral»
La Unión Europea anunció este miércoles que enviará una Misión de Observación Electoral (MOE) a Venezuela para observar las elecciones regionales de noviembre. “La MOE UE llevará a cabo una evaluación técnica independiente de todos los aspectos del proceso electoral y propondrá recomendaciones para mejorar las elecciones futuras, afirmó Josep Borrell, jefe de de la diplomacia europea, en un comunicado.
“Espero trabajar con autoridades estatales, partidos políticos, candidatos, organizaciones de la sociedad civil y otras partes interesadas, con el objetivo de defender los valores democráticos y promover un proceso creíble, inclusivo y transparente ”, dijo Isabel Santos, la eurodiputada que fungirá como jefa de la misión.
Para algunos, esta misión es un parteaguas histórico que fortalece la ruta electoral. Para otros, es una trampa diplomática del chavismo para legitimar los comicios de noviembre.
Para profundizar sobre el alcance, implicaciones y características de la Misión, hablamos con Eugenio Martínez “Puzkas”, reconocido periodista experto en elecciones. La conversación ha sido editada para obtener mayor claridad.
La UE anunció que enviará una Misión de Observación Electoral (MOE) para las elecciones regionales en Venezuela. ¿Cuál es tu valoración del anuncio? ¿Esta Misión constituye una mejora en las condiciones electorales de cara a noviembre?
El anuncio es positivo desde todo punto de vista. Especialmente, porque teníamos 15 años solicitando que desde Venezuela se invitara a la Unión Europea a ser observadores de los procesos electorales en Venezuela, y que se dieran las condiciones para que la UE pudiera enviar esa misión de observación.
Las condiciones para que la UE envíe su Misión de Observación Electoral se han reducido a tres grandes puntos de debate: libertad de movimiento, libertad de declaración y poder hacer los informes públicos. Estos son tres elementos que el gobierno de Venezuela y el CNE no garantizaban y no se comprometían a garantizar en el pasado.
En este caso, sí. Se firmó un acuerdo entre las partes para garantizar esos tres puntos, que son puntos de honor para la UE.
En realidad, no se trata de que la Misión de Observación haga mejores o peores las condiciones electorales. Se trata de que una Misión de Observación puede registrar sistemáticamente, no solamente la falta de garantías o condiciones políticas y técnicas, sino hacer recomendaciones en el mediano y largo plazo.
De hecho, algunas de las recomendaciones que hizo la UE en su último informe del 2006 fueron implementadas exitosamente por el CNE en los años siguientes, a pesar de la ausencia de la misión. No se trata de reducir el debate a si esto mejora o no las condiciones de la elección, sino que la presencia de la Misión de la UE mejora abiertamente el seguimiento del proceso electoral.
Calificaste el acuerdo entre el CNE y la Misión como algo “inédito” en los últimos 15 años en Venezuela. ¿Podrías profundizar al respecto?
Inédito porque el gobierno venezolano se había negado a invitar a la UE como observador. Y segundo, porque más allá de negarse a invitar a la UE como observador, el CNE y el gobierno de Venezuela siempre se habían enfrascado en su temática o en su proyecto de acompañamiento internacional que termina siendo un acompañamiento político de los procesos, pero no un proceso de observación electoral.
Que el gobierno venezolano haya admitido o cedido firmar un compromiso con la UE para garantizar libertad de movimiento, libertad de declaración y que los informes de la misión de observación sean públicos es algo inédito en función del comportamiento que ha tenido el Estado venezolano y el CNE a partir del año 2006, cuando se negaban esos tres aspectos esenciales de cualquier proceso de observación.
¿Esta Misión es una oportunidad para mejorar las condiciones electorales o es una trampa del chavismo para darle visos de legitimidad a las regionales?
No logro entender por qué la presencia de la UE se asocia con la legitimidad de la elección.
La presencia de la UE va a servir para lo siguiente: que se emitan recomendaciones o consideraciones que en corto, mediano y largo plazo puedan implementarse para mejorar las condiciones electorales. Sin embargo, su presencia no tiene que ver con la legitimidad o no de la elección. El mejor caso lo tenemos en las últimas elecciones de Rusia.
La presencia de una Misión de Observación de la UE, como en el pasado eran las misiones de observación de la OEA, tienen más que ver con el seguimiento de lo que ocurra en el proceso electoral y, a partir de ese seguimiento, poder emitir un pronunciamiento sobre si las elecciones fueron libres, justas y competitivas o no.
De entrada, la presencia de una Misión de Observación Electoral no legitima, ni su ausencia deslegitima, un proceso electoral.
¿Cuál es la importancia de la garantía de libertad de movimiento y declaración que, hipotéticamente, tendrá la Misión de la UE?
Yo no hablaría de hipotéticamente, ya que la libertad de movimiento y de declaración son puntos de honor para una Misión de Observación, en este caso de la UE.
La importancia es que con la libertad de movimiento la UE decide qué quiere observar, cuándo lo quiere observar y cómo lo quiere observar en función de la metodología que defina.
Y la libertad de declaración es que la jefa de la Misión de la UE no tiene que recibir autorización del CNE para emitir opiniones sobre el proceso antes, durante o después del evento electoral del 21 de noviembre.
Esas dos características principales, más el tema de que el informe se pueda publicar, que los informes de la observación no sean secretos como se venía haciendo desde el año 2006 hasta el año 2020, son unos cambios significativos.
Evidentemente, si el CNE rompe la promesa de garantizar esos tres puntos la misión de la UE se retirará del país.
¿Esta Misión de Observación Electoral es resultado de las negociaciones en México entre chavismo y oposición?
El trabajo que la UE envíe una Misión de Observación Electoral al país es previo a la negociación en México. De hecho, varias organizaciones de veeduría electoral participaron a principios de año en la redacción de lo que debería ser el acuerdo entre el CNE y la UE para facilitar el acercamiento o acuerdo en los puntos de honor, tanto de la UE como del gobierno venezolano.
La presencia de la Misión de Observación Electoral de la UE no puede asociarse directamente a la negociación en México porque es un proceso previo. Aunque, probablemente, en las conversaciones en México se habrá abordado todo lo concerniente a la Misión de Observación.
¿Qué diferencia a esta Misión de la UE de, por ejemplo, la misión de observación de la OEA que documentó el fraude en Bolivia recientemente?
En líneas generales, no se diferencia en nada, desde el punto de vista práctico, la Misión de Observación de la UE de la Misión de Observación de la OEA en Bolivia. La única diferencia es que cada Misión de Observación, cada grupo de observación, tiene su metodología.
En el caso de la OEA, o en el caso de la UE, son metodologías bastante similares. Pero en líneas generales no hay ningún tipo de diferencia desde el punto de vista práctico. Más allá de que cual es el organismo multilateral o el organismo hemisférico que respalda la observación.
La UE también intentó enviar una Misión a Venezuela para las parlamentarias de 2020. No lo logró. Luego, dijo que estos comicios no habían sido justos ni limpios. ¿Qué ha cambiado desde diciembre de 2020 para que esta vez si decidan enviar una misión?
Creo que hay una confusión importante sobre cómo funciona una Misión de Observación Electoral. No es que un organismo multilateral decida que va a hacer observación en un país determinado y acude a ese país. El proceso es diferente. El país que organiza la elección tiene que hacer la invitación, bien sea a la OEA, la UE o el Centro Carter, el Grupo de Expertos de la ONU para que fijen qué tipo de asistencia electoral se necesita en el país.
Básicamente, lo que ocurrió en el año 2020 es que la UE recibió la invitación del Estado venezolano, una invitación tardía, y en realidad no había ningún tipo de compromiso del Estado venezolano de admitir o de firmar el acuerdo con la UE donde se garantizara libertad de movimiento, libertad de declaración y la posibilidad de que los informes preliminares y finales no fuesen secretos.
Lo que cambia es las condiciones que se le ofrece a la UE para ser observador.
Leopoldo López en Madrid y María Corina Machado en Caracas argumentaban que no se cumplían los requisitos para que una Misión de la UE viniese a Venezuela. ¿Esta es una derrota política para ellos?
Leopoldo López y el grupo cercano a él, Carlos Vecchio en Estados Unidos, el gobierno interino en general, hicieron un lobby intenso para que la UE no envíe una Misión de Observación al país, para que el Centro Carter tampoco esté presente o para que la ONU no considere el envio de una Misión de Expertos.
Sin embargo, preferiría decir que la presencia de la Misión de Observación Electoral de la UE es una ganancia para las condiciones electorales, para el seguimiento de las condiciones y garantías electorales de los próximos procesos. Para tener una línea base de análisis y unas recomendaciones internacionales sobre lo que deben ser los próximos procesos en Venezuela.
Tienes a muchos sectores pidiendo que se haga inmediatamente una elección presidencial. Bueno, el informe que emita la UE después del 21 de noviembre puede ser, sin duda alguna, el punto de inicio de discusión de las que deben ser las condiciones, por ejemplo, de esa elección presidencial, referéndum constitucional o revocatorio, elecciones adelantadas del parlamento, etc.
Me cuesta entender la postura de Leopoldo López y de María Corina Machado. Especialmente, porque se supone que en Venezuela no abundan las garantías y las condiciones para las elecciones y justamente para eso es que es buena una Misión de Observación.
Una Misión de Observación en contextos donde todo funciona, donde hay garantías políticas y técnicas no tiene mayor sentido.
Isabel Santos, la eurodiputada portuguesa que liderará la Misión, muestra en su CV que ha observado las elecciones en Alemania (2017) y de mitad de mandato en Estados Unidos (2018). ¿Cree que tiene la experiencia necesaria para observar unas elecciones en un entorno tan conflictivo como Venezuela?
La UE hizo un concurso público para definir quién era el jefe de misión. Ese concurso se abrió hace tres o cuatro semanas, si la memoria no me falla. No veo razón para desconfiar de la persona que ha sido seleccionada como cabeza de la Misión de Observación.
En todo caso, la Misión de Observación no se limita a quién la dirige. Al final, terminan siendo más de 90 observadores y, adicionalmente a esos 90 observadores, hay un método muy claro de observación.
Así que la cabeza de la misión, más allá de tener la responsabilidad de dar la cara, de hacer declaraciones y de liderar algunas reuniones, tiene que circunscribirse al plan de observación general de la UE.
Se ha cuestionado la imparcialidad del mediador Noruego en México. Al ser Isabel Santos miembro del Partido Socialista de Portugal, ¿esto no pone en tela de juicio su integridad? ¿no habrá sospechas de cercanía ideológica con el PSUV?
Insisto en el punto. La cabeza de la misión no impone la metodología de la observación. La metodología de observación es superior al jefe de la misión. El jefe de la misión no puede interferir en el diseño metodológico de la observación, independientemente de cuál sea su ideología política.
Este es un proceso técnico bastante serio. En Venezuela se está viendo como algo más bien anecdótico o desde la perspectiva venezolana donde el que encabeza un proceso o un grupo puede decidir qué hace o qué deja de hacer el grupo.
En este caso, hay algo de desconocimiento sobre cómo funcionan las Misiones de Observación. No solamente de la UE, sino en general. Esto también es extensible a si fuese a Venezuela un grupo de expertos de la ONU por el Secretario General para valorar si hay una necesidad de asistencia electoral en el futuro.
Hay bastante desconocimiento en general de la clase política venezolana, y en quienes opinan sobre estos temas, sobre cómo funciona la observación electoral.
Hace meses, el profesor Benigno Alarcón dijo que el peor escenario para la oposición en noviembre era que la UE enviara una misión de observación, perdieran los comicios y el informe de esta fuese positivo. ¿Crees que este escenario es posible?
No concuerdo con el análisis de Benigno Alarcón. Él tendrá sus razones académicas o políticas para hacer esa valoración.
En todo caso, los informes de las Misiones de Observación no se pueden ver en blanco y negro. Estos informes son bastante complejos y bastante amplios desde el punto de vista de garantías políticas, garantías técnicas, garantías de ejercicio del voto, etc.
Puede ser que el informe resalte el tema técnico, pero no avale el tema de las garantías políticas o de las garantías de ejercicio del sufragio. Creo que hay una visión bastante limitada sobre cómo es el informe. La gente está esperando que el informe del 21 de noviembre levante o baje la mano para valorar un proceso tan complejo.
Creo que el informe que emita la UE, el preliminar y después el definitivo, va a servir como punto de negociación o como punto de discusión para las condiciones que tiene que tener un evento electoral sobrevenido, que sea una elección presidencial adelantada, una elección parlamentaria adelantada, o un revocatorio que se pacte en la mesa de negociación en México.
Si cambiamos oposición por gobierno interino, entonces sí. Lo peor para la tesis política del gobierno interino es que tengas una Misión de Observación donde la oposición gane cuotas relevantes de poder y además el informe de la Observación fuese positivo.
Por último, ¿Es esta Misión la confirmación de que para el periodo 2022-2024 la oposición se decantará por la ruta electoral? ¿Es este un primer paso para un hipotético revocatorio en 2022 y las presidenciales de 2024?
El 21 de noviembre es el paso previo para el periodo político electoral 2022-2025. En ese periodo 2022-2025, pueden ocurrir muchas cosas o no puede ocurrir absolutamente nada. Eso va a depender de la dinámica de negociación en México.