Aquí sabemos de política

En 2021, Venezuela vivió un repunte importante en la producción de crudo, que había tocado mínimos históricos debido al efecto de la pandemia, el desastroso manejo de PDVSA y las sanciones.

Incluso, Nicolás Maduro dijo en su tradicional entrevista anual con Ignacio Ramonet que la producción había alcanzado el millón de barriles diarios y que esperaban que llegara a 2 millones de barriles en 2022.

Francisco Monaldi, profesor del IESA y PhD en Economía Política de la Universidad de Stanford, atendió al equipo de Politiks desde Estados Unidos para conocer en detalle la situación de la industria petrolera venezolana.

Monaldi nos contó en detalle las perspectivas de recuperación de la industria, su opinión de la gestión de Tareck El Aissami al frente del Ministerio de Petróleo y el papel de Venezuela en la transición energética que vive el mundo.

La entrevista fue editada por motivos de extensión y claridad.

Ha asegurado que mientras no se solucione el conflicto político no habrá una recuperación significativa de la industria petrolera. Sin embargo, Ecoanalítica proyecta que el PIB petrolero venezolano crecerá en un 8,2% en 2022, tras años en una franca caída. ¿Considera realista esta proyección?

No hay duda que existen dos variables que hacen plausible un escenario de crecimiento. El primero es la subida del precio, que en los últimos meses ha estado más del doble que en el periodo equivalente de 2020. El otro elemento es que la producción ha colapsado en los últimos años.

Sin embargo, la capacidad de producción de Venezuela no había colapsado tan rápido como lo había hecho la producción. De hecho, ha habido cierta recuperación de la producción de petróleo en Venezuela y eso tiene que ver no tanto con que ha subido la capacidad de producción, sino con que lograron vender un poco más evadiendo sanciones.

Recuerda que Venezuela antes de las sanciones producía entre 1,3 y 1,4 mbd, y llegó a producir el año pasado 400 mil. Esa diferencia entre lo que Venezuela todavía tenía de capacidad instalada y lo que estaba produciendo era resultado de la incapacidad de vender esos barriles.

Ahora, no se ha invertido por mucho tiempo, no hay un taladro perforando pozos nuevos desde mediados del año pasado. En parte por lo que te comentaba: había capacidad de sobra, pero eso ha ido mermando la capacidad de producción. Estamos llegando a un punto en el que están convergiendo la producción que sube por la posibilidad de vender y evadir las sanciones, con la capacidad [de producción] que ha venido declinando. Si de ahora en adelante no hay inversión, la producción no va a subir, sino que va a caer.

¿Qué se puede hacer para que esa inversión se materialice? No creo que se de manera significativa, pero algo ayuda que la rentabilidad sea altísima. Tienes precios del petróleo que incluso con los descuentos que da Venezuela dan para tener una ganancia muy importante.

Si perforas un nuevo pozo y lo conectas y vendes esa producción, pues se recupera muy rápido esa inversión. Están dadas las condiciones para que haya alguna recuperación de la producción por esos niveles de precio y por el hecho que la producción estuvo tan baja y que con una pequeña inversión algo se puede incrementar.

¿Es posible que Venezuela, sancionada y sin acceso a financiamiento internacional, pueda tener una recuperación económica sustancial?

Hablando del sector petrolero en particular, es muy improbable que sin algún tipo de flexibilización de sanciones y algún tipo de reinstitucionalización del país haya los niveles de inversión necesarios para recuperar la industria petrolera.

Estamos hablando de miles de millones de dólares que hay que invertir para subir la producción de manera significativa. Lo que se ha hecho hasta ahora es con la capacidad existente.

¿Cómo crear las condiciones para que un inversionista ponga su dinero en Venezuela en la magnitud que se requiere? No lo que acabo de hablar de perforar un pozo en un proyecto ya existente, sino ya de inversiones de envergadura, de nuevos proyectos, de nuevos oleoductos, infraestructura…

Resulta que como ellos han canibalizado, han agarrado partes de una planta para llevarla a otra, no han hecho mantenimiento… todo eso ha llevado a que se requiera una inversión importante para subir esa producción.

¿Quién la va a hacer? Las empresas occidentales no lo van a hacer con las sanciones. Inversionistas locales no tienen la capacidad de hacer inversiones grandes. Y entonces quedan los chinos y los rusos. Los rusos no parecieran en este momento tener interés. Quizás los chinos, el CNPC podría invertir en su proyecto Sinovensa, pero hablamos de un proyecto que puede pasar de producir 85.000 bd a 150.000, que es su máximo de capacidad, pero eso no va a dar para más de 100.000 barriles.

No veo nada fácil que se materialicen estas inversiones sin un cambio en el régimen de sanciones y de credibilidad. Fijate, Tareck El Aissami, ha venido desde hace tiempo diciendo que van a cambiar la Ley de Hidrocarburos, que van a permitir que los socios privados sean mayoritarios, que controlen sus proyectos.

Es una cantidad de cosas que han estado diciendo desde hace tiempo, que dijeron que la iban a hacer con la Ley Antibloqueo. Al final no se ha materializado eso a pesar que el gobierno controla la nueva Asamblea Nacional.

Estos socios internacionales no están convencidos de que esas cosas les generarían las garantías necesarias para hacer las inversiones que habría que hacer.

Venezuela vivió un proceso bastante desordenado de liberalización del precio de la gasolina el año pasado. Aún cuando el precio actual ($0,50 por litro) es cercano al precio internacional, amplias zonas del país aún viven la escasez de combustible ¿A qué se debe esto? ¿Qué hace falta para que Venezuela pueda superar la escasez de gasolina?

Lo más increíble de todo es que esto ha venido ocurriendo en un momento en el que la  demanda de gasolina venía contrayéndose de manera acelerada, incluso antes de la pandemia, por la contracción de la economía. Después viene la pandemia, que genera cierta reducción de la movilidad. Todo eso configura un escenario de demanda relativamente limitada.

Aún así ha habido problemas severos en poder suplir esa demanda. A pesar de que Venezuela tiene una capacidad instalada [de refinación] de más de 1,2 mbd, ha tenido un colapso en su producción de gasolina y diesel en los últimos 5 años, después de una declinación que venía desde antes. Eso ha sido por falta de mantenimiento y falta de capacidad de manejar esas refinerías.

Hay que reconocer que se ha hecho un esfuerzo importante en los últimos dos años, particularmente desde que El Aissami es ministro. Han tratado de combinar los mejoradores que existían en José, que no estaban diseñados para el mercado interno sino que estaban diseñados para exportar. Se han usado parte de estos mejoradores para suplir insumos intermedios para las refinerías y han recuperado cierta capacidad de producción.

Estamos hoy en día produciendo alrededor de 50.000 bpd de diesel y de gasolina, pero eso no da siquiera para suplir el mercado nacional. No hay que subestimar que el poder vender a un precio razonable ha generado un flujo importante de ingresos que ha ayudado a que el tema de refinación sea capaz de generar un flujo que pueda permitir la reinversión.

Eso es un factor positivo, pero la manera en la que todo eso se hizo no es la manera en la que se debe hacer. En todo caso, hay esa realidad de un flujo de ingresos en dólares en el mercado local. Esto ha sido muy accidentado. Han tenido problemas y está afectando nuestra capacidad para exportar. Están usando los mejoradores para el mercado interno, eso será un problema cuando se quiera recuperar la producción… Lamentablemente, se fueron los socios de Petrocedeño, el proyecto más grande que hay en Venezuela, que eran Total y Equinor.

El otro proyecto que ha manejado PDVSA sola, que era Petrozuata, está desde hace años totalmente paralizado y canibalizado y hay que hacer un esfuerzo gigantesco para levantarlo. Temo que Petrocedeño tenga la misma suerte.

¿Cuál es la otra alternativa? Importar. Previo a las sanciones importaban desde Estados Unidos y eso les había funcionado relativamente bien. Luego empezaron a importar con los rusos, trayendo gasolina y diesel desde Europa. Luego de las sanciones a Rosneft hacen esos famosos swaps con ENI, Repsol y también con Reliance en la India.

La situación no se va a resolver en el corto plazo. Ahora Estados Unidos no les deja importar ni hacer los swaps de diesel y gasolina, entonces eso ha hecho que solo puedan tener esas importaciones desde Irán.

Manuel Rosales anunció en campaña que propondrá que los privados puedan importar gasolina de Colombia. ¿Qué opina de esta propuesta?

Sí se puede. De hecho, es una realidad. Hay gasolina que pasa de Colombia a Venezuela después de muchas décadas en que el flujo era al revés y que todos los estados fronterizos en el lado colombiano usaban fundamentalmente gasolina venezolana.

Las condiciones que se deben crear son muy claras. Tienes que permitir que el precio sea atractivo para los privados, un precio que tiene que cubrir la gasolina al por mayor que les vendería Ecopetrol a los privados venezolanos más el transporte, más una ganancia atractiva. Ni siquiera puede ser un precio fijo en dólares, tiene que haber unas estaciones de servicio en que literalmente el precio se fija en base al precio de Colombia.

Pero eso no creo que vaya a ocurrir más allá de los estados fronterizos. Imagínate las inversiones que un privado tendría que hacer con los riesgos que implica que un líder del gobierno venezolano no te deje seguirlo haciendo, te fije el precio por debajo del precio de Colombia, etc. Creo que los riesgos son tan grandes que es difícil que sean inversiones importantes.

Ahora, traer unas gandolas y venderlas en el Zulia es un riesgo relativamente menor en el corto plazo porque solo tienes que venderlo. Si un día el gobierno te cambia las reglas del juego perdiste el dinero de un par de gandolas, pero no perdiste una inversión importante.

Eso es factible y sin duda sería positivo para el abastecimiento, particularmente en estados que han sido tan afectados como el Zulia y el Táchira.

¿Cuál es su calificación de la gestión de Tareck El Aissami en el Ministerio de Petróleo?

No hay duda que El Aissami ha mostrado más efectividad que el general Quevedo y en particular en un área en la que los ministros normalmente no tienen que ocuparse, que es cómo evadir sanciones. Con la ayuda de Irán, de Rusia, de barcos que vienen de Chipre… han sido capaces de elevar las ventas fundamentalmente a China.

Venezuela pasó de tener un muy variado grupo de compradores, que incluían medio millón de barriles a Estados Unidos, un montón de países europeos, islas del Caribe… a que pasen a tener dos mercados hoy en día: China y Cuba, que por supuesto llamar mercado a Cuba es un poco paradójico porque no nos pagan, pero en el caso de China, el petróleo va a pequeñas refinerías independientes por los caminos verdes. Es decir, haciendo trasvase de barcos o pasando por Malasia. Eso ni siquiera se reporta como petróleo venezolano.

Volviendo al tema de El Aissami. Él fue capaz de restablecer un mecanismo [de venta] luego del duro golpe que significó la sanción a Rosneft. Ahora, ha sido ayudado por la subida de precios. Sin esta, nada de lo que ha hecho El Aissami hubiera sido posible.

Internamente, creo que ha fracasado. Presentó unas ideas que eran perfectamente razonables sobre cómo lograr inversión al permitir socios mayoritarios, darles control de la procura, de permitir que ellos controlen cierta parte del flujo de caja, etc. Pero en la realidad eso no se ha materializado y prácticamente ningún inversionista ha estado dispuesto a poner dinero de verdad, a pesar de que se habían firmado contratos de servicio, ves los campos en los que se han dado esos contratos y, excepto en un par, no ves nada relevante ocurriendo.

Con el flujo de dinero adicional que ha habido en los últimos meses, sin duda uno empieza a escuchar cierto movimiento de contratistas… Hay cosas que están ocurriendo en tema de pequeñas inversiones que han ayudado a resolver algunos cuellos de botella que tenían en esa capacidad de exportar.

Dado que Venezuela tiene este régimen de sanciones, ¿hizo El Aissami lo mejor que pudo hacer? Mira, dadas las limitaciones tremendas en temas de recursos humanos, de sanciones, etc, uno podría decir que la gestión dada esas restricciones no ha sido mala.

Por supuesto, hay que juzgar más allá de El Aissami, todo el conjunto institucional de corrupción e ineficiencia en el gobierno, y allí por supuesto los resultados son catastróficos.

La industria petrolera venezolana, que era la mejor de América Latina, es un desastre. Dicho eso, en la gestión que ha tenido El Aissami es notable que hayan logrado ciertos éxitos. Y esto en una persona que no solo está sancionada, sino que en la lista de más buscados de las autoridades norteamericanas, así que no es fácil hacer el trabajo de reunirse con inversionistas.

Si tuviera la oportunidad de darle un consejo a El Aissami sobre cómo manejar la política petrolera venezolana, ¿Qué le diría?

[Risas] Es difícil porque dentro de estas restricciones, ¿qué es lo que habría que hacer para recuperar el sector petrolero venezolano? Pues lo primero es negociar alguna flexibilización de las sanciones y eso por supuesto implica cosas que no tienen que ver con El Aissami, como dar apertura al sistema político venezolano y recuperar la institucionalidad.

Si eso no se logra, ellos podrían promover este tipo de ideas que han circulado por ahí, de petróleo por ayuda humanitaria, para por lo menos permitir que la producción continúe y que los inversionistas internacionales puedan operar en el país. Si eso no lo logra, lo que le queda es hacer lo que ha venido tratando de hacer, buscar contratistas de servicio que estén dispuestos a poner algún dinero en perforar pozos; ahora que tiene algo de flujo de caja, convencer al gobierno nacional que lo deje reinvertir parte de ese flujo en los cuellos de botella más severo que tienen, como los terminales de Jose y otros que están en mala situación.

Al final, si no puede cambiar ni la institucionalidad ni las sanciones, es poco lo que puede hacer. Por supuesto, El Aissami ha generado la cosa más opaca y probablemente más corrupta en términos de cómo fluye el dinero... Para darte una idea, no hay un solo comprador de crudo venezolano que sea una empresa que exista, son todas empresas de maletín que no se sabe quiénes son. También está llegando buena parte del ingreso petrolero venezolano en efectivo, en aviones con cash.

Eso es una estructura que si lo ves en el contexto de un Estado mafioso y gansteril tiene lógica, pero obviamente es un desastre desde el punto de vista del buen manejo del Estado. [Risas] Entonces es difícil que me digas que le dé consejos. Eso es como darle consejos al señor Al Capone de cómo manejar mejor su sistema de contrabando de alcohol desde Canadá a Chicago.

Hace unas semanas trascendió que Venezuela había exportado petroquímicos a Estados Unidos por primera vez desde 2019. La operación fue hecha por una empresa mixta bajo control de Mitsubishi que contó con la aprobación de la OFAC. ¿Puede esto ser signo del inicio de la relajación de sanciones impuestas por EEUU?

Eso es algo que literalmente estaba permitido. Lo que pasa es que, al ser una empresa controlada por Mitsubishi, esa no sería una operación que ellos [OFAC] hubiera objetado en el pasado. Es interesante lo que reportó Reuters, pero es un caso diferente ya que era una empresa de mayoría accionaria de Mitsubishi, además de ser una operación que ellos consideraban que no estaba dentro del régimen de sanciones.

Hay una perspectiva diferente en la administración Biden sobre la efectividad de las sanciones y sobre los efectos humanitarios que pueda tener las sanciones. No hay duda que hay una cierta disposición a revisar el tema, pero hasta ahora ha habido muy poco.

Han sido muy firmes en el tema de la prohibición de los swaps, que era un tema que uno hubiera pensado que como fue una cosa que hizo Trump al final, la administración Biden hubiera relajado, sobre todo cuando había la escasez de diésel en Venezuela y no ocurrió. Mi sensación es que eso va a estar dependiente de lo que pase en las negociaciones en México, o cualquier otro tipo de negociación.

La otra cosa por la que está condicionada es por el calendario electoral de los Estados Unidos. Recuerda que si algo no quiere la administración Biden es generar ruido en Florida respecto a temas como Venezuela y Cuba, que afectan al electorado en el sur de Florida en pleno año electoral. Hay posiciones bastante competidas, incluyendo el Senado con Marco Rubio y algunos representantes en el condado de Miami Dade.

Eso no debería ser así pero es la realidad, la política electoral sin duda influencia las políticas públicas.

En los últimos meses también se ha hablado de formas de abordar la crisis climática en el mundo. ¿Cómo puede afectar a Venezuela, país productor de crudo, el compromiso de varias potencias mundiales de reducir sus emisiones en los próximos años? ¿Cómo mitigar este impacto?

Este es un tema de una gigantesca complejidad. Cada vez que hablo de este tema, lamentablemente, uno tiene que decir algunas cosas simplificadas y siempre hay alguien que le recuerda a uno que es más complejo.

Primero. Hay una incertidumbre colosal. Sabemos que el mundo está en un proceso de transición energética, de descarbonización. Sabemos que eso implica que las fuentes que son más intensivas en carbono, como el carbón, el petróleo y el gas, los combustibles fósiles, la demanda de estos combustibles tiene que reducirse y que se van a diseñar políticas públicas para forzar esa reducción.

¿Qué tan rápido va a ocurrir eso? No sabemos. Sabemos que la tasa de crecimiento de la demanda de petróleo probablemente va a bajar, en la próxima década o la siguiente, lleguemos a un pico en la demanda de petróleo. Pero ahí no sabemos si ese pico va a ser una especie de meseta, que no baja muy rápido, o una caída acelerada.

Lo que se están comprometiendo los países es a una caída relativamente acelerada, que está por verse si se puede cumplir. Agreguemosle lo que la comunidad de expertos quiere que se haga para llegar a lo que se conoce para llegar al Netzero, es decir, no se generen emisiones netas de carbono. Contando también con las reducciones que ocurran por otro lado. Es decir, tú emites carbono y siembras unos árboles que capturan ese carbono, etc. Cosas por el estilo.

Esa meta que se habla en el año 2050 requeriría un colapso de la demanda de petróleo. La demanda de petróleo hoy en día es un poquito menos de 100 millones de barriles diarios. Estamos hablando de que las proyecciones de lo que tendría que pasar para llegar a ese NetZero es que bajara a 25 millones de barriles en el año 2050.

En la historia de la industria petrolera, la demanda siempre ha subido excepto por pequeños piques en años de recesión o la pandemia, o la segunda guerra mundial. Pero una tendencia en que no hay 5 años en los que no haya subido la demanda de repente vas a tener una caída gigantesca.

Las transiciones energéticas en el pasado no fueron que un combustible reducía su cantidad total consumida, sino que no crecía tanto y crecía otro mucho más. Eran aditivas. El petróleo se agregó al carbón, y el carbón siguió teniendo una demanda importante, pero el petróleo pasó a ser predominante. Lo que estamos viendo ahora no es eso, es reducir dramáticamente la fuente que genera el 80 por ciento de la energía mundial.

Esto es un reto colosal. La primera variable es grandísima incertidumbre.

¿Qué le pasaría a Venezuela en ese rango de incertidumbre? Vamos a asumir que la demanda va a caer, pero no tan rápido. Eso prefigura un escenario complicadísimo, porque nosotros tenemos uno de los recursos petroleros más importantes del planeta y unas reservas propiamente dichas, que es un concepto más técnico, muy elevadas.

Además, buena parte de ese petróleo es extrapesado que genera más CO2, sobre todo en su transporte y luego en su procesamiento. Es decir, es más susceptible de ser afectado con impuestos al carbono o mecanismos que la impongan costos a la emisión de carbono.

Queda claro que el sueño que teníamos muchos de que Venezuela podía llegar a producir 10 millones de barriles y producir buena parte de la Faja en los próximos 50 años, ese sueño lo debemos descartar. Sin embargo, no hay duda de que tenemos todavía una ventana de oportunidad muy grande porque tenemos costos relativamente competitivos.

Si quitas el Medio Oriente y algunos otros productores muy eficientes, Venezuela está en el rango de costos relativamente bajos. Por lo menos, con un conjunto de activos que pueden generar una producción entre 2.5 y 3 millones de barriles. Eso es factible. Lo que requiere es la inversión.

Ahora, es importante entender que el gas nunca va a ser lo que fue el petróleo en términos de ingresos. Pero también hay que entender que, si incluso Venezuela vuelve a producir más de 3 millones de barriles, dada la población que tiene hoy y dada la tendencia que vamos a ver a que los precios y las rentas en el negocio petrolero sean menores a medida que caiga la demanda, Venezuela ya nunca va a volver el país que fue en términos de que era rico solo exportando petróleo. Ese escenario lo debemos descartar.

Mi punto de vista es que esta complejidad lo que nos debe indicar es, primero, gran incertidumbre y capacidad de ser flexibles; segundo, sí hay una ventana de oportunidad importante para desarrollar una fracción de nuestras reservas, lo que va a ser el mejor negocio que tenga Venezuela en las siguientes tres décadas; tercero, que no es suficiente y que la economía venezolana no va a ser lo que fue en el pasado.

Hay oportunidades en esta etapa de transición energética. Venezuela se puede transformar en un país líder en capturas de carbono porque tiene todos estos yacimientos ya explotados y tiene la experiencia histórica de haber sabido reinyectar tanto gas como CO2.

También, Venezuela tiene grandes recursos hidráulicos, podrían pensar en producir hidrógeno con eso… hay algunas oportunidades, pero la realidad es que esto [la transición energética] impacta negativamente a Venezuela en el sentido de que no va a poder desarrollar las reservas que tenía previsto explotar.

Aunque se hable mucho del fin de la era del petróleo, en el último año este ha tenido un ascenso importante. En palabras del Ministro de Petróleo iraquí, el barril de crudo podría alcanzar los $100 en 2022. ¿A qué se debe esto?

Esto es una coyuntura interesante. Si estamos ́ hablando que va a caer la demanda de petróleo eventualmente y que hay que salir de los combustibles fósiles, ¿cómo es posible que el petróleo y el gas estén subiendo a niveles que no se habían visto desde 2014?

Es una combinación de factores. El principal es que la recuperación de la demanda post pandemia ha sido muy rápida y en 2019 y 2020 se hicieron poquísimas inversiones en petróleo por los precios tan bajos que había. La oferta disminuyó, sobre todo la no OPEP+ y la OPEP no ha estado dispuesta a full capacidad. Es decir, ha subido la producción pero relativamente moderada.

Ahora, el fenómeno es más que todo por la recuperación de la demanda y eso lo podemos saber porque no es solo el petróleo el que ha subido. Han subido prácticamente todos los commodities. Lo vemos en los minerales y los metales. Eso te indica que cuando tienes un periodo de precios muy bajos con unas perspectivas muy complicadas, como fue la pandemia, entonces de repente tienes una subida de demanda rapidísima y a la oferta le cuesta responder.

En el caso del petróleo, a diferencia de otros commodities, todavía hay espacio para que la OPEP modere esos precios incrementando a full capacidad y ahí la pregunta es si Arabia Saudita y Rusia van a querer cooperar con esa situación del mercado internacional. Eventualmente, debería ocurrir una respuesta de la oferta con lo que eso evitaría que los precios se mantengan tan altos.

Hay una gran incertidumbre sobre lo que va a pasar en el precio del crudo. Podemos tener precios muy volátiles y la transición energética va a estar llena de eventos como este. Los europeos estaban súper entusiasmados con sus ideas de transición energética y resulta que la realidad les ha dado una cachetada con la subida del precio del gas, eso ha tenido un efecto político súper fuerte, siendo un elemento para la inflación tanto en los Estados Unidos como el Reino Unido. El gobierno de Estados Unidos, que en el medio de todo su discurso pro transición energética, le ha pedido a la OPEP que suba la producción y ahora la Secretaría de Energía le pidió que los inversionistas petroleros que perforen más pozos, una contradicción tremenda.

Eso le pone una dosis de realismo a las utopías de la transición energética bellísima sin costos. Es una campana de alarma y ofrece una oportunidad para aquellos que son productores de petróleo y gas para tomar ventaja de estas oportunidades rentabilidades muy altas.

¿Puede Venezuela aprovechar este “mini boom” petrolero?

Venezuela lo está aprovechando limitadamente. Sin embargo, comparado con el pasado esto hubiera sido una situación súper favorable para Venezuela. Imagínate con estos precios y costos de producción que no deben superar los 10 o 12 dólares. Ahora, por las razones que hablamos antes, la toma de ventaja de esta situación va a ser limitada.

En primer lugar, la subida de precio no la toma completamente Venezuela por los descuentos que se deben hacer por toda esta estructura del tema de evasión de sanciones son muy elevados. Puedes tener un precio del Brent de $80 y un precio del tipo de crudo que produce Venezuela, que podría estar de 10 a 15 dólares menos, pero terminas a veces con 30 dólares menos por todos estos temas. Y además, está toda la corrupción e intermediarios que hay.

Dicho esto, Venezuela tiene dos variables que han mejorado. Una es el precio, que ha mejorado significativamente. La otra son las exportaciones, que se han incrementado notablemente respecto al año pasado. Eso es lo que hace perfectamente imaginable que el año que viene va a ser el primer año de crecimiento económico en muchos años, porque es una situación que aunque no se aprovecha completamente, es un viento de cola super fuerte.

¿Es optimista sobre el futuro de Venezuela?

Es una pregunta difícil. Hay algunos temas en los que sigo siendo optimista. Venezuela tiene un talento humano tremendo que se formó por años, buena parte en el exterior pero las diásporas han demostrado que son capaces de ayudar muchísimo a sus países a recuperarse. Eso no es talento totalmente perdido para el futuro desarrollo de Venezuela.

A pesar de todo lo que hemos hablado en esta conversación, el tema de hidrocarburos le da a Venezuela la capacidad de recuperarse mucho más rápido que cualquier otro país que esté en la mismas circunstancias. Venezuela no es Haití. El FMI publicó un informe que dice que Venezuela tiene un ingreso per cápita equivalente o menor al de Haití, pero la capacidad de generación de riqueza es obviamente muchísimo más alta que Haití por las dos razones que acabo de mencionar.

Dicho esto, el presente se ve muy oscuro. Se ha consolidado la dictadura, la oposición está totalmente fragmentada y la política internacional pone un montón de prioridades arriba de Venezuela.

Lamentablemente, Venezuela parece un poco abandonada a su suerte y yo soy de los que creo que si  no hay ningún tipo de reinstitucionalización hacia una democracia funcional, o al menos pasos en esa dirección, un levantamiento de sanciones y un grupo competente de hacedores de políticas públicas, no creo que vaya a haber ninguna recuperación. Eso me hace ser a corto plazo pesimista.

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