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En la actualidad, Venezuela vive la segunda crisis de migrantes y refugiados del mundo. A principios de año, antes de producirse la invasión rusa a Ucrania, sólo era superada por la crisis siria.

Las agencias internacionales ubican el número de nuestra crisis en 6,2 millones de venezolanos fuera de nuestra tierra. El Observatorio Venezolano de la Diáspora tiene otras cifras: afirma que ya son 7,2 millones de compatriotas fuera del país.

En este contexto, surge una organización cuyo objetivo es organizar a la diáspora y aumentar sus capacidades. La llamaron la Red Global de la Diáspora de Venezuela.

En una videollamada desde Madrid, conversamos con el profesor Tomás Páez, uno de los estudiosos más importantes del fenómeno de la diáspora de nuestro país y directivo de la Red Global.

La entrevista fue editada por motivos de extensión y claridad.

Profesor, usted es un estudioso del tema de la diáspora. ¿Cuál es el estado actual de la diáspora venezolana? ¿Tiene alguna estimación de cuántos migrantes y refugiados venezolanos serán para finales de 2022?

En el año 2013, nosotros construimos el Observatorio de la Diáspora Venezolana. Desde entonces, llevamos un registro de cómo ha crecido, cómo se distribuye y hacia dónde se dirige la diáspora.

De acuerdo a nuestros datos, hasta el momento tenemos 7.200.000 venezolanos fuera del país, distribuidos en más de 90 países y más de 400 ciudades alrededor del mundo. Hasta ahora, aunque se ha ralentizado el proceso migratorio, estamos hablando de que aproximadamente 1400 personas salen diariamente de Venezuela hacia Colombia.

¿Por qué existe una disparidad de más de un millón de personas entre los datos de agencias como ACNUR y el Observatorio sobre el número de migrantes?

En el tema de la diáspora, siempre existen discrepancias. No hay una fuente única de información. Primero, porque la diáspora se mueve todos los días. La propia OIM (Organización Internacional para las Migraciones) dio un saltó: pasó de 5.6 millones a 6.2 millones en muy poco tiempo, porque encontraron que 600 mil irregulares más.

La diáspora no es un fenómeno regular. Hay caminos y trochas que hacen difícil la medición. Este es uno de los problemas que enfrentamos.

De hecho, el primer capítulo del estudio está dedicado a ese tema. Como en Venezuela no hay cifras oficiales de la diáspora, el primer gran acto de xenofobia del régimen venezolano es desconocer la existencia de un fenómeno inocultable, que es la diáspora.

Como no hay cifras oficiales en Venezuela, tuvimos que buscarlas por fuera. Encontramos que había grandes distancias entre lo que decían organizaciones como el Banco Mundial o Naciones Unidas. Eso siempre va a existir.

Todos coinciden en que los números de la diáspora son hacia el alza, no hacia la baja. Nadie dice que está bajando o disminuyendo. Todos acuerdan que la diáspora crece.

Ya con este diagnóstico, hablemos sobre el proyecto que usted está desarrollando. ¿Qué es la Red Global de la Diáspora de Venezuela y cuáles son sus objetivos?

Un dato fundamental que me faltó señalar: muchos de esos 7,2 millones de venezolanos están organizados. Nosotros tenemos un mapa de las organizaciones de la diáspora que desarrollan y despliegan distintas actividades en el mundo: se organizan para garantizar la inserción de los venezolanos que llegan, enviar medicinas y alimentos a Venezuela, hacer teatro, música, ingeniería, para pensar en el país o denunciar lo que ocurre en Venezuela.

La situación en Venezuela no es fácil de explicar en el mundo. Es difícil entender que un jubilado o pensionado perciba US $32, después del reciente aumento, cuando el salario básico para poder acceder a alimentos debería estar, de acuerdo a los datos del Cendas, en US $400.

Nadie entiende cómo un profesor universitario puede ganar lo que gana, cuando en el mundo un profesor universitario gana US $2000, cuando menos. La diáspora ha asumido un papel importante para explicar eso.

La diáspora se organiza en ayuda humanitaria, defensa de los derechos humanos, en temas de salud, música, galería, museos. Las organizaciones diaspóricas van construyendo la agenda de trabajo.

Lo que estamos haciendo en la Red Global es interconectando, facilitando y potenciando la conexión entre estas organizaciones. Los dueños de la Red Global son estas organizaciones de la diáspora.

¿Lo que están haciendo no es una especie de acelerador de esas capacidades dentro de las organizaciones de la diáspora?

Puede entenderse de esta manera también. Uno de los grupos con los que estamos trabajando es el del emprendimiento, y el emprendimiento no es solamente económico, es también social.

Las modalidades de emprendimiento que hemos encontrado en los programas de ayuda humanitaria con la diáspora valen oro.

Las organizaciones saben lo que quieren hacer, tienen capacidades, estas capacidades pueden ser mejoradas y potenciadas en la medida en que se contactan con otras organizaciones que desarrollan actividades similares. Y de eso se trata el trabajo de los grupos: de la articulación y potenciación de actividades conjuntas entre quienes comparten áreas de interés.

El papel de la Red Global es facilitar la conexión, permitir y multiplicar su potencia, pero al mismo tiempo contribuir a dotarlas de herramientas y acceso a fuentes de información para potenciar lo que están haciendo. El acceso a mejores fuentes de información les permitiría producir más y mayores impactos.

Una de las características de la diáspora venezolana es su diversidad. En la presentación de la red, dicen que dividieron esta diversidad en 15 áreas, 15 grupos, 15 clústeres. ¿Podría hablar un poco sobre estos grupos y cómo fue el mecanismo de selección? ¿Por qué trabajarlos por separado?

Primero, porque son áreas de interés común. El punto de partida es lo que las organizaciones hacen, lo que ellas quieren hacer. Nada mejor que conectar organizaciones que trabajan en campos similares, lo cual no excluye que puedan conectarse con otros grupos. Sin embargo, la fase inicial trata de los problemas que han tenido y las formas en cómo se han resuelto los mismos.

Por ejemplo, los médicos, los ingenieros, los psicólogos. Los problemas y realidades de los emprendedores. Conocerlos. La experiencia que se desarrolló en Perú. Los problemas y experiencias que se desarrollaron en Colombia permiten intercambiar, enriquecer y mejorar. No transitar por los mismos errores que el otro cometió, sino superarlos y dar un salto cuántico.

La organización es, más bien, la natural. La que se ha dado la propia sociedad. Hay organizaciones que se han especializado por ejemplo en el tema de los derechos humanos. La idea es ver la experiencia de estas organizaciones en todo el mundo, encontrar fuentes que enriquezcan maneras y metodologías de tratamiento y que contribuyan al fortalecimiento de las capacidades en este ámbito, el de los derechos humanos. Pero también en el de la ayuda humanitaria. Lo que hacemos nosotros es partir de la realidad de trabajo de las organizaciones, de aquello que realmente hacen, y que lo han hecho con las uñas, durante muchos años.

Los grupos se van definiendo. De pronto van apareciendo nuevos grupos. En el mundo del entretenimiento, el arte, la cultura, el teatro, apareció con fuerza un nuevo segmento: el de las galerías. Espacios en los que puede mostrarse el arte de los venezolanos, pero también salas donde se recoge lo que ha sido la historia de Venezuela.

¿Qué grupo de los que no están hoy en la red le gustaría incluir?

Se está trabajando. Están apareciendo todo lo que tiene que ver con derechos sociales y políticos de los venezolanos. Organizaciones relacionadas con el tema electoral, no partidista, sino el tema de participación de los venezolanos: acceso a documentos, derecho a registro, derecho a documentos de identidad. Todo el tema de género, emprendimientos, temas relacionados con el femicidio en la región como expresión de xenofobia o expresión de trata de mujeres y todas esas industrias que crecen alrededor de las diásporas.

Hay áreas que van surgiendo en el camino que uno no esperaba, pero es la propia realidad la que impone. Hay que seguir trabajando con las organizaciones de la diáspora y que ellas son las que van configurando lo que hay que hacer y cómo hacerlo.

Se ha comentado la existencia de una desigualdad en el promedio de dinero que destina la comunidad internacional a ayudar a, por ejemplo, los refugiados sirios y lo que se destina para la migración venezolana. ¿La Red Global podría ayudar a que se destine más ayuda a la migración venezolana? ¿De qué forma?

Estas cosas ni son previsibles ni es el trabajo que está haciendo la organización de la diáspora en el mundo. La diáspora es un hecho plural. Muchos han intentado definirla de manera simplista. Y esto es un atentado en contra de la democracia. La diáspora venezolana es muy diversa. Tiene una gran cantidad de emprendedores que están creando riqueza allí donde llegan. Lo que llamamos las tres E: E de emprendedor, E de empleado y E de Estudiante.

Si nos ponemos a hablar de números, solo ahora la migración de Ucrania va a demandar nuevos recursos, la realidad va cambiando y puedes tener nuevos problemas. La discusión es cómo hacemos para aprovechar esas capacidades y no se desaproveche por parte de los países que tienen médicos venezolanos lavando carros. En lugar de lavar carros, es preferible ocuparlos, a lo mejor, en alguna región que está desatendida.

El país que mejor ha entendido esto y que está marcando el camino de lo que es la política migratoria es Colombia. Lo decía el presidente Iván Duque ahorita en la Cumbre: la estrategia es cómo regularizamos y cómo visualizamos lo que el régimen venezolano intenta invisibilizar. Cómo integramos a los venezolanos para que puedan acceder a cuentas bancarias, al empleo sin problema, a la salud y a la educación. Por eso están buscando mecanismos que incluyen hasta documentos de identidad concedidos a los niños porque Venezuela se los niega.

Venezuela está creando niños apátridas, niños sin patria. Por eso decimos que la xenofobia siempre está, en primer lugar, en Venezuela, y no hay que buscarlo fuera. Ese modelo de Colombia lo está desarrollando ahorita Lasso (presidente de Ecuador), pero también lo hizo de alguna manera Brasil, lo está haciendo República Dominicana. Toda la región ha creado mecanismos ad hoc para integrarnos.

Creo que ese es el reto más grande de la diáspora venezolana, más allá de los recursos, porque los recursos de cooperación son finitos y además compiten con muchas alternativas. La agenda central de la diáspora es cómo hacemos para aprovechar esa inmensa capacidad en la diáspora venezolana.

Mencionó el caso de Colombia. La victoria de Gustavo Petro, ¿pone en riesgo la política migratoria hacia los venezolanos o cree que está ya es una política de Estado?

Yo creo que esa ha sido una política de Estado. Además, por varias razones. En Perú se habló de echar para atrás las decisiones que habían tomado, pero resulta que la relación entre diáspora y desarrollo es muy grande. Toda diáspora es positiva, toda diáspora contribuye al desarrollo. Las diásporas representan en el mundo el 3,6% de la población, pero el 10% del PIB global.

El impacto que produce la demanda agregada de cualquier migrante es enorme. Los migrantes reducen la pobreza global. Venezuela, Argentina, Estados Unidos, Brasil son países que han crecido con sus diásporas.

Nosotros hemos tenido diáspora de la India, de China, de Portugal, de Italia, de Colombia y con ellos nos hemos hecho grandes, porque ellos dan más de lo que reciben. Desde que llegan, tienen que consumir un refresco, un sándwich, y ya eso cuando lo multiplicas por 2.5 millones de venezolanos en Colombia estamos hablando de una demanda agregada que moviliza producción de pan, de refresco, la producción agrícola. Los datos están clarísimos.

España ha hecho estudios sobre ese tema. Solo el consumo de arroz con la llegada de los latinos se incrementó en 200%. No es solamente el consumo, eso significa producción, distribución. Más carros distribuyendo, más gasolina, más motores. Más empleo.

La diáspora siempre da más de lo que recibe.

Hablemos un poco del tema político. Recientemente, el rector del CNE, Enrique Márquez, dijo que el tema del voto de los venezolanos en el exterior no se discutirá hasta que no haya un acuerdo político. ¿Qué opinión le merecen estas declaraciones?

Creo que él mismo señaló que fueron malinterpretadas. Incluso, creo que mostró lo que realmente dijo, no exactamente lo que se recogió.

En todo caso, más allá de lo que haya dicho Enrique, el tema es que Venezuela ha firmado, en 1976, el Pacto de los Derechos Sociales y Políticos. Este acuerdo incluye el acceso a la identidad, una cosa que Venezuela no está cumpliendo. Los derechos no se supeditan a acuerdos, los derechos se defienden.

Por supuesto, si estás secuestrado, en algún momento tienes que negociar con el secuestrador. Pero cuando negocias es por la defensa del derecho a la vida. Lo mismo vale para estos derechos. Aquí lo importante es cómo hacer para defender estos derechos.

El principal organismo electoral debería estar muy interesado en saber cuántos venezolanos de los que están fuera no tienen documentos de identidad, cuántos venezolanos de los que están fuera tienen la edad para votar, pero no tienen los documentos, cuántos venezolanos están registrados en Venezuela, pero no han podido cambiar su registro.

El ente más interesado es el propio CNE. De ellos depende el ejercicio y la defensa de este derecho. Los derechos humanos no se negocian, se defienden, independientemente de que en algún momento tengas que negociar con un secuestrador.

Con toda la experiencia que ha desarrollado con esta red, le pregunto. ¿De qué manera pudiera instrumentalizarse el voto de los venezolanos en el exterior? ¿Estaría dispuesta la Red Global a prestar apoyo técnico o algún tipo de asesoramiento al respecto? ¿Contemplan esto entre sus objetivos?

Creo que lo que hay que hacer es afincarse en la realidad de las organizaciones de la diáspora. Esto no es solamente un problema de números, es un problema también de convicción, de encanto, de seducción. Los procesos de votación van más allá del simple derecho a votar. Ahorita acabamos de tener unas elecciones en Francia con un alto índice de abstención. O en Colombia.

El problema no es solamente tener el derecho a votar, sino también la convocatoria, la “seducción” para ejercer ese derecho. Nosotros en este momento estamos, y es en lo que podemos apoyar, es en el tema de cómo hacer que las organizaciones que trabajan en el grupo del activismo vinculado a la defensa de los derechos políticos y sociales, desarrollen iniciativas que permitan que quiénes están en condición de apátrida pueden recuperar y acceder a los documentos de identidad.

¿Cómo impulsar la inscripción en el Registro Electoral para ejercer el derecho al voto? cualquiera que sea. La convocatoria para el cambio de registro y ejercer presión por parte de las organizaciones que lo están haciendo. Hemos tenido ya reuniones con organizaciones de la diáspora que trabajan este tema. Desde la gente que está en Voto Joven, hasta el Observatorio Electoral, pensando en las mejores estrategias para garantizar la salvaguarda de los derechos políticos y sociales de los venezolanos: el derecho a votar y el derecho a ser elegido, que es la otra dimensión que está incluida en nuestra constitución.

¿Puede convertirse la diáspora venezolana en un poderoso actor político?

Ya la diáspora es un importante actor político. Está ejerciendo la diplomacia pública en dirección opuesta a aquella que ejerce la diplomacia del gobierno venezolano. Mientras el gobierno venezolano establece relaciones con los enemigos de la democracia, llámese China, Rusia, Turquía, Siria, la diplomacia pública que ejercen las organizaciones no gubernamentales, las organizaciones sin fines de lucro---porque hay algunas que son de lucro sin fines.

Las organizaciones sin fines de lucro están haciendo un trabajo enorme. Denunciando en sus espacios. Aportando soluciones. En el campo educativo, del ambiente, del agua, de lo que está ocurriendo con el tema del Arco Minero. Los derechos de los pensionados y jubilados. Allí hay un trabajo que ya viene haciendo la diplomacia pública venezolana.

Están pensando, proponiendo, buscando recursos en distintas áreas para apoyar el proceso de reconstrucción de Venezuela. Han hecho presentaciones importantes en parlamentos nacionales, en el Parlamento Europeo.

Si un venezolano en el exterior está leyendo esta entrevista, forma parte de una organización y quiere sumarse a la Red Global, ¿qué tendría que hacer?

Lo primero es conectarse con toda la información. En este artículo, seguro habrá referencias para la web y redes sociales. Allí podrán conseguir toda la información que requieran sobre las organizaciones. A través de ello, pueden conectarse con la red.

Y, de hecho, lo están haciendo. Ahora que acabamos de hacer la presentación en Miami, en Los Ángeles y Washington, ha surgido el interés de organizaciones en participar de este proceso, en enterarse, en recibir información, en hacer talleres, en dar a conocer a la Red.

Finalmente, ¿Es usted optimista con respecto a la libertad de Venezuela?

Ni optimista ni pesimista, realista. Yo creo que hay un potencial enorme en los venezolanos, pese a que una parte importante de quiénes hoy están fuera de conocieron el periodo democrático directamente, sí lo conocen indirectamente. A través de los familiares, de las historias personales de los padres, de los tíos, de los abuelos.

Esto es lo que explica que tengamos hoy en el mundo más de 1000 organizaciones de la diáspora haciendo trabajo por Venezuela y organizaciones trasnacionales. Nosotros estamos dentro y fuera de Venezuela con todo tipo de organizaciones.

En algún momento, va a surgir un liderazgo que capitalice toda esta labor social, política y económica que está haciendo la sociedad civil, porque ha sido la sociedad civil sobre la que ha descansado el trabajo de documentación.

La sociedad civil tiene sobre sus hombros una carga enorme. Una de ellas es como hacer para que los partidos políticos se modernicen y pasen a ejercer la política con P mayúscula para poder pasar de esta situación terrible en la que está el país con personas yéndose a razón de 1400 por día.

Seguimos estando en el foso. Van a pasar varios años, y ojalá podamos hacerlo, para llegar a los niveles de 2013. No estamos avanzando, estamos regresando a una situación de partida.

El esfuerzo que vamos a tener que hacer es enorme. El liderazgo que va a emerger de esta situación va a darle respuesta a este desmadre de país para colocarlo en el sendero de la modernidad y la libertad.

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