Aquí sabemos de política

Esta es una serie de artículos hecha por el urbanista Alejandro Conejero, que aborda propuestas para mejorar el transporte y la urbanidad de Valencia, la capital del estado Carabobo.

En el artículo anterior (click para acceder a él), conversamos sobre el gran problema de desigualdad que se manifiesta entre el norte y el sur de la ciudad de Valencia. Una de las conclusiones a las que se llegó, es que existen diversos problemas urbanos que generan un círculo vicioso que se retroalimenta, promoviendo que se forme más y más desigualdad entre las dos partes de la ciudad, el norte y el sur.

La movilidad como causa de la desigualdad

En esta oportunidad vamos a tratar uno de los aspectos urbanos que promueve en buena medida la desigualdad social en Valencia, la movilidad. Los problemas de conectividad de Valencia son asombrosamente evidentes. Una ciudad absolutamente diseñada para el vehículo particular, con un sistema de transporte público sumamente deficiente, y un diseño urbano que castiga vilmente al peatón y a los vehículos no motorizados.

No estamos descubriendo el agua tibia. Los valencianos saben que existe un problema de movilidad gravísimo en la ciudad desde 1975, cuando se realizaron los primeros estudios para la construcción del Metro de Valencia. Sin embargo, apenas en el año 2006 se inauguró la primera estación. Sí, tuvieron que pasar 31 años para que alguien pudiese montarse en un vagón.

Ahora, de las 30 estaciones que están proyectadas, solamente siete están operativas, cuatro están en construcción, y no se ha puesto la primera piedra de las otras 19. Vale la pena preguntarse: ¿Por qué, en 45 años, solo se han construido 7 estaciones? ¿Realmente todos los gobiernos que han dirigido la ciudad y el Estado desde 1975 hasta hoy han sido tan ineficientes? ¿O acaso existen otros factores más relevantes que la eficiencia de los gobiernos de turno? En mi opinión, sí.

Los primeros estudios del ambicioso proyecto del Metro de Valencia se realizaron en 1975, durante el primer mandato del expresidente Carlos Andrés Pérez. En plena bonanza petrolera, el país podía costear semejantes sumas de dinero en este tipo de proyectos, o al menos eso pensábamos. No es casualidad que las 7 estaciones que se encuentran en servicio, se inauguraron entre el 2006 y 2007, años en los que el precio del petróleo promediaba 60$ por barril. El mayor problema de los proyectos de metro es que son sumamente costosos.

Fuente: Elaboración propia con datos de la OPEP, 2007

Entendiendo entonces que, históricamente, el proyecto del Metro de Valencia solo ha sido costeable en épocas de bonanza petrolera, es tiempo de mirar hacia otras alternativas de transporte público masivo, más eficientes socioeconómicamente hablando, y que de igual forma solucionen los problemas de movilidad de la ciudad.

El TMRB: Una alternativa

De las alternativas que se conocen, pareciera que la más adecuada es la de un sistema TMRB (Transporte Masivo en Rapid Buses). Estos son sistemas organizados que integran canales exclusivos planificados y una flota de autobuses diseñados específicamente para el sistema TMRB, que permiten tener una movilidad, accesibilidad y calidad de servicio similar a la de sistemas de metro, pero a un costo mucho menor.

Fotografía del sistema TMRB de Curitiba

No deben confundirse con la simple otorgación de exclusividad de ciertos canales de vías importantes, como el fracasado intento de Bus Caracas. Estos sistemas requieren de un proyecto planificado e integrado. Un buen ejemplo de este tipo de sistemas es el de la Red Integrada de Transporte de Curitiba, que es un referente de la movilidad a nivel mundial, con una flota de más de 2.100 autobuses que movilizan a más del 70% de los habitantes de la ciudad.

Este tipo de sistemas de transporte público masivo tiene un costo inicial 5 veces menor que el de los Sistemas de Metro. Además, son 60% más eficientes en cuanto al costo por pasajero.

Tabla comparativa de costos unitarios entre distintos sistemas de movilidad

Esta modalidad de transporte, no solo es más barata para terminar el proyecto, sino que también es más eficiente en cuanto al costo por pasajero. Lo que se sugiere, en el caso particular del sistema de transporte público masivo de Valencia, es finalizar las estaciones del sistema Metro que se encuentran en obra, con carácter de urgencia, pues el impacto socioeconómico que están teniendo esas obras paralizadas en la Avenida Bolívar es inconmensurable.

Fotografía de la Avenida Bolívar en el 2019

Luego de finalizar solo esas estaciones, se recomienda adecuar el proyecto del Sistema Metro a un Sistema de Transporte Público Intermodal, integrado entre Metro y TMRB. De esta forma, las estaciones que se encuentran planificadas en el proyecto del Metro, pasarían a ser desarrolladas en un Sistema TMRB, reduciendo los costos por pasajeros en un 60% aproximadamente según los estudios de Hidalgo (2005) y haciendo al proyecto de un sistema de transporte para Valencia mucho más viable en términos económicos y urbanísticos.

Con la realización de este proyecto, se mejoraría la movilidad de Valencia de forma asombrosa, conectando por completo el norte y el sur de la ciudad. También, se recuperaría la actividad económica de la Avenida Bolívar, una zona empleadora importante para la ciudad y que conecta el norte con el sur.

Al mejorar la movilidad y conectividad entre el norte y el sur, sería más factible que los residentes del sur de la ciudad vayan a trabajar al norte, donde los ingresos medios son más altos, y, por tanto, el sistema de transporte público masivo propuesto funcionaría como un igualador, facilitando que todos nos podamos desplazar libremente a nuestros lugares de trabajo, de una forma más eficiente.

Se esperaría que la accesibilidad a zona de mayores ingresos genere una relación económica más fuerte entre el norte y el sur, y los ingresos medios de la zona sur aumenten, en vista de que ahora, ir a trabajar al norte, es algo más accesible en términos de movilidad.

Plano de Sistema de transporte público masivo propuesto.

Esta red de Transporte Público también ayudaría a conectar los espacios públicos y recreacionales de la ciudad, tanto en el norte como en el sur, haciéndolos más accesibles para todos, y por tanto, disminuyendo la desigualdad social en cuanto al acceso a espacios públicos se refiere. Este último aspecto, es lo que abordaremos en el próximo artículo de esta serie.

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